El filósofo argentino José Ingenieros dijo alguna vez: “El ambicioso quiere ascender hasta donde sus propias alas puedan levantarlo, el vanidoso cree encontrarse ya en las supremas cumbres codiciadas por los demás”.
Evidentemente, Fernando Niembro nunca leyó a este escritor, si no hubiera sido prudente en su camino al poder.
El tránsito por la fama le otorgó rutas con buen asfalto, calles con perfecto estado vial, pero al cruzar por la ancha avenida del poder no supo observar las sucesivas lomas de ambición, imprudencia e impunidad que no hicieron otra cosa que desviarlo a la banquina y dejar, para mejor oportunidad, su viaje a la cámara baja.
Ya el círculo rojo le solicitó la renuncia en papel, La Nación y Clarín, Radio Mitre y demás, e imagen, TN y soldados de Canal 13. Al unísono y con diferentes textos todos le quisieron decir: “hermano te descubrieron, hay bajarse”.
Quien tardó en comprender la real envergadura de los hechos delictivos del relator fue Mauricio Macri. Con su insólita postura hoy lo protege. Octavio Frigerio, Gustavo Posse, Patricia Bullrich por mencionar algunos integrantes de Cambiemos, ya le bajaron el pulgar.
Ya renunció a su candidatura. Lo importante es el rol de Niembro en el PRO. Como primer diputado, era la voz de un relato que la candidata a Gobernadora no podía explicar. Su impericia política hacia que Niembro cobrara notoriedad en cada acto, la visibilidad del periodista resultaba perjudicial para este grupo político.
Niembro, hombre de la política con escaso contenido intelectual, no supo calmar su ambición comercial. La alta exposición y su visibilidad partidaria trabajaron en contra del proyecto PRO.
Su relación comercial con Macri es difícil de explicar. “Flojo de papeles”, tituló el editorial de La Nación que le pedía un paso al costado en consonancia con la opinión publicada.
“Muchos cerebros torpes, se envanecen de su testarudez, confundiendo la parálisis con la firmeza”, dijo alguna vez José Ingenieros. Niembro no entendió. No comprendió que apenas se ventiló el hecho corrupto con escaso poder de defensa, su primera actitud debía ser mostrar vergüenza, tristeza y renunciamiento. Sin embargo, metió a su amigo y jefe en un conflicto que le puede negar la presidencia de la Nación.
La sinrazón del periodista no hace más que recaudar votos para Daniel Scioli. La transparencia, un bien de marketing que el macrismo hizo uso y abuso, hoy ha pasado a mejor vida.
Si Niembro no hubiera renunciado, el Frente para la Victoria hubiera tenido tema de debate hasta el 24 de octubre. Ahora, eliminó los comentarios por un tiempo. Lo importante es que la marca quedó y si no hace mucho se inventó el término “borocotizar” por la acción del periodista de pasar de un partido a otro y volver en menos de 24 horas, hoy se acuña otro concepto. Hoy para mencionar el caso, todos hablan de Niembro, pero muy pronto la contratación directa en lugar de licitación se llamará “Niembra”. Las productoras sin empleados se les dirá “Niembra”. El reparto de volantes sin factura también tendrán el apellido del candidato y así con cada acción poco clara del ex secretario de medios de Menem.
Igual, la testarudez sigue reinando en las altas cumbres del Pro. Mauricio, leyó poco y creo que a Paulo Coelho jamás, nunca. El brasilero supo escribir alguna vez: “el guerrero es transparente en sus acciones y secreto en sus planes”.
Hoy Macri es Coelho al revés. Todos sabemos que quiere ser presidente, que le importa poco la impunidad de sus asesores cuando declaran que van a echar empleados públicos y reducir jubilaciones y menos le importa la impunidad de sus candidatos.
La democracia es el bien que está en juego y con la manera de actuar de algunos dirigentes ponen en tela de juicio la garantía de este sistema de gobierno. Quizás Don Niembra, furioso por su alta exposición negativa hoy coincida con Vladimir Lenin, cuando este decía que “la democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano”.
Niembro está en problemas. La Fox y TYC lo han invitado a no participar en sus pantallas por el momento y el fanático del PRO lo insulta en cinco idiomas porque puede ser el causante de la derrota total de Macri.
De todas maneras, su amigo Mau lo protege. Su círculo íntimo insiste en que es una operación K. Piensan que las pruebas en su contra son armadas. Carece el relator de alguna autocritica y sigue pensando que esta acción política sucede por sus declaraciones en contra de los K. Por supuesto que el resto del planeta piensa en forma contraria al comentarista. Entonces, nunca tan ejemplificador Descartes cuando decía: “No hay nada más repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón. Todo el mundo está convencido de tener suficiente”.