Por Kurt Wilkens.
Del plan económico diseñado por el ministro Prat Gay, sin saber al detalle la faz técnico, se tiene sí, una idea política. Recordemos que Prat Gay fue actor importante en el proyecto de la Alianza que derrumbó al país a principios de siglo.
Teniendo como idea fija el mercado externo en lugar del interno ya sabemos que solo una minoría se va beneficiar con su puesto en el gabinete. Con su adhesión a centros financieros internacionales, léase FMI o Banco Mundial, también sabemos que el optimismo en este proyecto se ha exiliado.
La idea del joven rubio es similar a la de Cavallo, Martínez de Hoz, Alsogaray, Krieger Vasena y Prebish. En una palabra, alentar el campo, abrir las importaciones, ajuste fiscal, desalentar el consumo y esperar inversiones extranjeras con una baja en los salarios y congelamiento de jubilaciones.
Sin la pasión política ni doctrinaria la pregunta que cabe es, ¿Cuándo a un país libre le fue bien con la receta del FMI? América fue colonizada nuevamente con estos señores de caros perfumes y baratas propuestas. En Europa, hace una década que la mitad del continente sufre las recetas mágicas que solo son útiles para las corporaciones.
Perón, Illia, Isabel, Néstor y Cristina no tuvieron malos gobiernos y no negociaron el FMI. El fondo hace su entrada triunfal en la Argentina el 19 de abril de 1956. Por entonces el asesor del gobierno de Aramburu, el Dr. Raúl Prebish en su “informe preliminar acerca de la situación económica instó a que la Argentina se endeudara con el exterior”.
Por decreto ley 7103 del 19 de abril de 1956 se dispuso que se inicien los trámites necesarios para obtener el ingreso de la Republica Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Perón en su gobierno se había negado. Además el general dijo: “Advertí que en el FMI participarían la mayoría de los países occidentales, comprometidos mediante una larga contribución al fondo, desde donde se manejarían todas sus monedas, se fijaría no solo la política monetaria, sino también los factores que directa o indirectamente estuvieran ligadas a la economía de los asociados. He aquí algunas de las razones por las cuales el gobierno justicialista no adhirió al FMI. Para nosotros el valor de nuestra moneda lo fijábamos en el país, como también, nosotros establecíamos los cambios de acuerdo a nuestras necesidades y conveniencias. Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al FMI se sufren las consecuencias y se comienza a escuchar las lamentaciones. Este fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del mundo libre, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida”.
Esto dijo Perón y no se equivocó. Ni Menem ni Macri lo tuvieron en cuenta, sí Néstor, sí Cristina. La revolución fusiladora aparte de desmantelar toda idea peronista, crear un decreto para no pronunciar palabra alguna que tenga que ver con Perón, desnacionalizaron los depósitos y derogaron la Constitución del 49´. De cero pesos que debía la Argentina la llevaron a 1052 millones de dólares de deuda en tres años. Sucedieron a Perón mediante el golpe, humillaron al pueblo en nombre de la ética, la moral y las buenas costumbres, todo para ocultar la verdadera razón, la entrega del país. Cualquier parecido con la actualidad no es pura coincidencia, sino más de lo mismo.