
La política de Macri fracasó. La economía capitalista sin consumo, neocolonial dejará de ser el presente y habrá que volver a empezar.
La Universidad Nacional de Avellaneda relevó datos del Ministerio de Hacienda, el INDEC y el Banco Central para realizar el siguiente informe.
En estos cuatro años la pobreza, que fue el indicador que pidió Macri para que se lo juzgara creció un 3,6 por ciento (según datos oficiales), la inflación un 28,9%, el precio del dólar aumentó un 349,9%, y estos datos van en aumento.
La pesada herencia que deja Macri es significativa porque comienza a ser estructural, es decir, va a costar más levantar indicadores tanto como la baja en el consumo de leche en un 15,7%; y la cantidad en kilos de carne que consumimos en Argentina llegando a bajar casi un 15% en comparación con el 2015 (alcanzando la cifra más baja desde la Revolución Fusiladora, encabezada por Aramburu).
Volvimos a tener problemas con enfermedades erradicadas, y los datos económicos se llevaron puesto derechos sociales como la adquisición de vacunas.
El salario mínimo cayó un 29,4% sigue diciendo la UNDAV, y las jubilaciones mínimas sufrieron una baja del orden del 15,4%.
Contrariamente con lo que había sido su promesa, hay un 84,6% de nuevos trabajadores pagando ganancias. Teniendo en cuenta el aumento de trabajadores no registrados.
Hasta el primer trimestre del 2016, los salarios implicaban el 54,2 % del PBI, mientras que ahora un 48,3%. Se precarizó la condición laboral.
Pero hay un número en aumento, ¿adivinen cuál?
La deuda externa aumentó, repito según datos oficiales, un 64,8% en cuatro años. La fuga de capitales un 184,7%, el riesgo país un 60,8%, la deuda pública sobre el PBI in 35,9%, y la inversión de cartera se incrementó un 8.085%.
Todos los números son llamativos en esta pesadísima herencia, pero algunos requieren un mayor análisis porque comenzaba la editorial diciendo que fracasó el modelo de Macri, pero esto no significa que no se repitan errores a futuro.
Por ejemplo, entender que hay un mayor número de trabajadores pagando ganancias pero caída de empleos formales, en blanco. Lo que ocurre cuando existen menos laburantes registrados es que se desfinancia el sistema previsional.
Quedan dos salidas, o achicamos jubilaciones o creamos empleo.
Más allá de que piense que el trabajo dignifica, la explicación de esto es estrictamente racional.
La creación de empleo tiene al menos dos aristas importantes en la economía, una es la formación de nuevos consumidores.
Entre los sectores que menos ahorran están los jubilados, quienes en su mayoría gastan sus ingresos en viajes de turismo, botines para que juegue al fútbol el nieto, etc., etc.
No tienen un gran poder de ahorro, con mucha lógica, en condiciones normales. Al Estado le conviene que existan jubilados, porque es crear consumo. Fue ideológico y estratégico crear la tarjeta NATIVA del Banco Nación, o poner los televisores LED 40 pulgadas en 30 cuotas fijas sin interés. La plata que va al jubilado vuelve al mercado interno.
Hoy los jubilados gastan un gran porcentaje de sus ingresos en medicamentos. Con la excusa de que no hay gente que aporta por la “fiesta” de otorgar jubilaciones a los únicos que privilegió este Gobierno es a los laboratorios.
Un último dato que es obvio pero a su vez llamativo, en la mayoría de los argentinos. La lógica de la teoría del derrame. En el 2015 un 80 por ciento de la producción era en base a las PyMEs, que se beneficiaban en tanto tengan mayor venta.
¿Quiénes podían comprar en sus negocios? Mayoritariamente los vecinos, que podían ser abogados, médicos, docentes, gente que vivía de changas, albañiles o ingenieros.
En definitiva cuánto más ganaba el albañil porque había más trabajo, más se beneficiaba el almacenero. Esta espiral ascendente es lo contrapuesto al derrame, que fracasó ahora pero ya había fracasado antes y es por eso la necesidad de entenderlo para que no vuelva a repetirse.
Una vez Axel Kicillof explicó esto, y dijo que en el mundo se llama enriquecer el mercado interno pero en Argentina se le dice peronismo.
La historia no es cíclica, los neoconservadores lo son y regresan a viejas políticas oportunistas y empobrecedoras pero como siempre cuando dejan el país roto vuelve un Gobierno popular para volver a empezar.




