NOTA DE COLOR, PERO DESCOLORIDO

Por Carlos Galli.

La futura diputada del Frente de casi Todos, Victoria Tolosa Paz, cree más en la astrología que en las propuestas, será porque no las tiene.

Vinculó a hechos acontecidos en el mundo a los movimientos que producen los astros.

Habría que explicarle a la precandidata que no es lo mismo un profeta que un astrólogo/a. Un profeta es un hombre inspirado por DIOS y el ESPÍRITU SANTO.

Entró en un terreno que tiene claros y oscuros. Difíciles de entender y especialmente de creer. La futurología, el «arte» de adivinar es tan viejo como el planeta. En muchos países, la astrología es aceptada como una ciencia. En otros, una pseudo ciencia. Para mí, es sólo una vulgar y miserable chantada y quiénes la practican, a veces lucran con la fe de los crédulos. Varias religiones y doctrinas se aferran a la astrología como la verdad absoluta y revelada.

Para los creyentes en DIOS, en la forma que sea, sabemos que desde que nacemos que algún día partiremos. Nadie en este mundo puede cambiar el destino de las cosas. Podemos mejorar nuestra calidad de vida. Hacerla más o menos feliz. Vivir con ilusiones y esperanzas, pero esperar que los astros nos ayuden es algo tan absurdo, que no merece ninguna consideración.

Un astro no determina la «suerte» buena o mala, es solo un cuerpo celeste que fue CREADO. No tiene injerencia en la vida cotidiana de ninguna persona. Aunque debo respetar que cualquiera piense lo que más feliz lo haga.

Victoria Tolosa Paz debería tener más claras sus ideas e ideales, y no estar esperando que los astros la iluminen, porque eso nunca va a suceder.

A quienes creen en un tótem, en un talismán, en una bola de cristal, en un madero o en una bola mágica. Cada uno tiene el derecho a creer, e incluso a no hacerlo. Ser escéptico, incrédulo no es ningún pecado mortal ni capital. Solo son creencias, algunas más absurdas que otras.

Esta es una simple nota de opinión. No tengo la verdad absoluta. Tan sólo tengo mí verdad.

Prefiero aferrarme a mi fe y mi a mi confianza en DIOS.

Todo lo demás, es harina de otro costal.