La memoria individualmente considerada siempre es potencialmente más intensa que la colectiva, si viviéramos aislados guardaríamos con sumo cuidado nuestros recuerdos, tomando notas y juntando archivos, porque no podríamos recurrir a nadie para que nos ayude a recapacitar sobre lo ocurrido, en cambio como en mayor o menor medida tenemos relación con los demás, nos relajamos y en ocasiones olvidamos ciertas cosas, en la certeza que alguno nos va a ayudar a recordar.
Así ocurre por ejemplo en los temas políticos y económicos: Hubo muchos que no pudieron recapacitar antes de las elecciones presidenciales de 2015 qué significaba la palabra “devaluación”, los más no la relacionaban con la inflación, pensando que ambos eran términos aislados y autónomos. Otros en cambio no comprendieron qué era un ajuste y mucho menos en qué medida los podía perjudicar. Los mayores por su parte pensaban que “subsidio” era una mala palabra, en este caso debemos comprenderlos, porque durante todo es siglo pasado el verbo subsidiar nunca se conjugó. Tampoco nadie se preocupó por la libertad de prensa, porque la tenía incorporada como un derecho adquirido e indeleble, ahora vemos cómo se equivocaron.
Tengo para mí que el término decididamente sepultado de la memoria individual de muchos fue “prescindibilidad”,que fuera acuñado en Abril de 1976 por el nefasto MARTÍNEZ de HOZ, para dejar en la calle a miles de empleados públicos en la última dictadura, hoy parece nuevo pero no es así, hubo en aquella época y hay hoy miles de despidos, algo nuevo si lo comparamos con la última década.
Muchos olvidos de hechos y actitudes hoy nos vienen a la memoria, por ejemplo el crecimiento (que hasta ahora fue positivo), la deuda externa con el FMI (que hasta ahora no existía), la próxima llegada de los veedores de ese organismo (ídem), las olvidadas balas de goma, los camiones hidrantes, etc. Hay que tratar de ayudarle a la gente a pensar o a recordar.
Palabras, términos, modismos, muy pocas cosas nuevas, algunas recicladas y muchísimas otras sepultadas en el olvido colectivo. Parece mentira.