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Opinión

NO LE DA EL CUERO

Por Carlos Galli.

El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, cree en los Reyes Magos y en Papá Noel.

Le digo presi, que unos y otros son los padres.

El martes 8 de marzo, dijo sin sonrojarse: «En este primer mandato, tengo bla bla bla», al hacer un anuncio. Celebró el coraje de la vicepresidenta y llenó de elogios al Intendente de José C. Paz Mario Ishii, el que cree que Ucrania y Croacia son un mismo país. Seguramente un pequeño furcio o error geográfico.

Presidente, usted no tiene ninguna chance de ser reelecto. No tiene poder, no tiene los votos, y muy especialmente no le da el cuero. Se lo nota desgastado, sin fuerzas, sin ideas y además le quedan casi dos años para lograr la epopeya que es que todos los ciudadanos de este país, tengamos una mejor calidad de vida, más digna y que merezca ser vivida.

Un presidente debe ser austero, valiente, llegar a ser un verdadero estadista. Heroico ante su pueblo y no ser tibio. Que lo blanco sea blanco y lo negro, negro. Tiene demasiados tonos de grises. Debería ser manso como paloma y astuto como serpiente. Vive enojado. Su dedo índice señala a la ciudadanía como los únicos culpables y responsables de su mediocre gestión de gobierno. Sus «enemigos» crecen y los «amigos» del campeón cada día se alejan más.

Los verdaderos peronistas, los que ya peinamos canas, aquellos que el ‘70 fuimos con errores y algunos aciertos parte de la historia, no lo sentimos del palo revolucionario. Lejos está de serlo.

Los gremios lo miran con desconfianza. A Los empresarios los trató de miserables. La izquierda lo ve como a un socialdemócrata europeo. La derecha lo trata de progre. Para La Cámpora es un traidor. Tiene actualmente funcionarios que no funcionan. Y no tiene, como la tuvo el General Perón, a la juventud maravillosa de su lado.

Está en un laberinto que, como tal, se puede entrar, pero es muy difícil salir. Parece un carrusel, da vueltas y vueltas, pero nunca puede sacar la sortija.

Es como un libro con sus hojas en blanco. La historia lo recordará como el Presidente de la pandemia. Y por nada más.

Usted tal vez se sienta fuerte para un segundo mandato. Tal vez sienta el apoyo popular. Tal vez en su moderación piensa que los laburantes tenemos algo para agradecerle. Que se jugó por nosotros. Pero en su interior y en su conciencia está dejando, por ahora, cincuenta por ciento de inflación, más de cuarenta y cinco por ciento de pobreza y cinco millones de indigentes.

Con todo esto, tantas otras cosas más, su pretendido segundo mandato está demasiado lejos, inalcanzable. Tendría que darse vuelta la taba y caer alguna vez de cara, porque hasta estos momentos, le cae de cu…

Debería peronizarse, algo que no siente. No está en su sangre ni en sus genes.

Fue un extraordinario operador político, pero el sillón de Rivadavia le queda enorme. Y el bastón de mando es figurativo. Porque el mundo sabe que usted no es quien manda.

Presidente, los Reyes Magos y Papá Noel son los padres. Y a los bebés no los trae la cigüeña, ni tampoco se escribe una carta a París.

Sueñe con su segundo mandato, tiene todo el derecho de soñar, pero tenga cuidado que no sea una pesadilla para el pueblo.

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