Al otro día de la derrota en básquet por parte de la selección argentina, el funcionario amarillo y sobrino del presidente, hizo colocar un ridículo aro en el centro de la Casa Rosada. Una vez más el gobierno de derecha mostró su estupidez demostrando a la opinión pública que el segundo puesto es importante para los argentinos y no un decreto declarando la emergencia alimentaria.
Durante la gestión macrista el deporte no logró grandes éxitos. La sociedad cabulera enfatizó que si te saludaba Macri antes de una competencia seguramente llegaría la derrota. Macri felicitó a los basquetbolistas antes del partido con España. Argentina perdió por veinte puntos, igual que la derrota de Mau ante los Fernández.
Claro que las cábalas suelen no ser creíbles. La derecha no tiene suerte con el básquet. El único campeonato mundial logrado por Argentina fue en 1950 en pleno gobierno de Perón.
De todas maneras, no es la primera vez que Fernando De Andreis, sobrino de Macri, se dedica a tan importantes hechos. Otra acción política fue la figura de Romeo y Julieta en el día de los enamorados.
Macri contento, Le encantan que la gente se acuerde de él por estas cuestiones. Pero alguien que le avise que hay argentinos con hambre, pobres, indigentes, inflación, desocupación y tristeza. En una palabra que gobierne, aunque sea estos últimos días.
Muy pronto dejará el sillón de Rivadavia y pasará a la historia como el peor presidente desde Rivadavia a la fecha. Superando a cualquier dictadura. Este tilingo, una vez más le dio razón a los adjetivos negativos que afirmaba su padre con respecto a él.
Su inutilidad es manifiesta, hasta para elegir miembros del gabinete. Su sobrino fue diputado porteño antes de de ocupar un cargo en presidencia. Sin estudios universitarios y sin haber trabajado nunca. Sus ojos, Marquitos, antes de ingresar al poder tuvo su primer trabajo como diputado porteño. El resto del mejor equipo de los últimos 50 años es un conjunto de ceos saqueadores más tilingos que aplauden un aro en la rosada, ponen animales en los billetes y creen que el metrobus cambiará la vida de los argentinos.
Entre entregadores e inútiles la Argentina navegó en un barco que se encalló el 11 de agosto. Por suerte, los Fernández se harán cargo junto al peronismo y a los argentinos de buena voluntad para arreglar el barco y que este navegue y llegue a buen puerto. Las metáforas de las tormentas, el agua, y los barcos siempre fueron utilizados por los amarillos, por eso repetimos las metáforas pero desde el peronismo, desde la conducción de un gobierno nacional y popular con la gente dentro del barco y no ahogándose. No es lo mismo visibilizar la costa que un tiburón te degluta. Macri no tiene razón, el gobierno y el país, a pesar de sus gritos se inunda.
