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No Arranca

Por Gabriel Princip.

La corriente amarilla que, en diciembre pasado, pensó en festejar el año nuevo preparándose para otro triunfo en las elecciones de término medio comienza a preocuparse. El segundo semestre para la victoria quedó en nada. El inicio del año que viene vislumbra unas fiestas austeras y tristes con vacaciones para pocos al tiempo que las mayorías pensarán sólo en las piletas de Ezeiza.

El reconocimiento de Miguel Ángel Broda respecto a la economía K es la síntesis de la impotencia amarilla. Es cierto lo que dijo Broda, se puede endeudar porque la presidente dejó las cuentas en orden. El radical Spert, furioso anti K, también empezó a reconocer las bondades peronistas y el desastre PRO.

Una parte importante del gobierno vive una constante interna con los CEOS. Estos muy capaces en sus empresas pero no entienden nada de política y están llevando la imagen del presidente a una zona negativa desde donde se hace difícil la recuperación.

La luna de miel terminó y no tuvo nada de dulce. Macri y sus muchachos no arrancan. Hacen ruidos, señales, gestos, gastos, pero el auto se queda. El problema es el embrague o la bujía no se sabe, lo cierto que todos creen que es la falta de nafta. En criollo, el problema PRO es la energía y como adelantamos desde este espacio, el tarifazo era el principio del fin del proceso de desorganización nacional.

El año se fue y quien ganó la pelea fue la incertidumbre. Ni el poder ni el pueblo saben cómo termina. El 203 por ciento propuesto por Aranguren para el gas es en realidad el 406 por ciento ya que es mensual y no bimestral como era antes.

La discusión todavía sigue pero el final para las Pymes ya está decretado y con ello el aumento en la desocupación y la tristeza en miles de hogares, incluso en aquellos que votaron en forma equivocada un proyecto que solo es útil a una elite.

La inflación está bajando pero aumenta cuando se paguen las tarifas. Luego se normalizará pero ya se habrá consolidado la recesión y una mezcla de ambas que es la estanflación. En el barrio decimos, “hermano no hay una moneda”.

La apertura de la importación, el aumento de tarifas e impuestos y la baja de consumo no hacen un país normal sino una factoría, ideal para el pensamiento imperial. A esta idea se le suma la implantación de bases norteamericanas, la represión uniformada, la inseguridad y la desaparición de la clase media para que el resultado sea una Argentina pre peronista. En una palabra, el nuevo gobierno amarillo se forma de nuevos colonizadores. En el siglo XIX tomarían el rostro de Mitre o Roca, en el XX de Aramburu o Alvear, pero jamás de Perón o Néstor.

Esta es la idea exacta. Si queremos saber cómo sigue el derrotero hasta el 2019 leamos el gobierno de Roca, el de Aramburu o de algún entreguista más para entender que hará este empresario sin contenido intelectual con pinceladas de corrupción donde su único discurso es la transferencia de culpa. En una palabra, acusa al otro de lo que es él. Seguirá Macri sin arrancar pero acusando a la antigua gestión de corrupta sin reparar que él es protagonista de la película a estrenar próximamente: Los papeles de Panamá.

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