
En los confines de este año sabremos quién es el presidente para el lapso 2019-2023. Todos
los meses, a manera de previa, nos enteraremos de quienes ocupan el ejecutivo en cada
territorio del interior. Hasta acá nada que no sepamos, también sabemos que el sillón de
Rivadavia tendrá asentaderas amarillas o peronistas, pero lo que no entendemos porque dá
toda la sensación que nadie quiere ocupar ese lugar.
El prescindente ya no sabe qué hacer para que lo echen o al menos no lo voten para la
próxima. Todos los días una mala noticia, siguen en aumento la pobreza, la desocupación, la
inflación, la recesión, la inseguridad al tiempo que siguen subiendo tarifas, impuestos, precios,
nafta, dólar. En síntesis, nadie con dos dedos de frente votaría al hacedor de tanta desgracia.
Así también lo cree Mau, pero existe un 30 por ciento que lo reeligiría. De no creer, la víctima
de este gobierno vota a su victimario.
La economía no es el fuerte de Cambiemos. Tampoco la construcción política. Caerá en La
Pampa, en todo el norte, cayó en Neuquén, en Córdoba bajará el apoyo a Macri al igual que en
Santa Fé, Mendoza y Buenos Aires. Todo territorio amarillo está por explotar, por eso se
pregunta Mau, qué más quieren que haga?, voten a otro, que quiero irme de vacaciones.
El peronismo viendo lo fácil que puede ser esta elección se complica solo. La famosa unidad
solo se dará en algunos distritos, a nivel nacional las miserias se siguen imponiendo. Muchos
candidatos para restar ninguno para sumar. Quizás no tenga ninguna intención de hacerse
cargo de un país endeudado, con ningún índice económico positivo y con una grieta que hace
ingobernable este ejido ubicado al sur de Bolivia.
Quien más mide dentro del peronismo es Cristina Fernandéz. La lógica indica que el resto del
movimiento se debería encolumnar detrás de la ex presidente, presentarse en octubre y ganar
en forma concluyente. Pues bien la lógica no triunfa. Tampoco se realizan las paso para definir
el candidato. Si hay mucha histeria, mucha rosca y mucha mentira para llegar a un objetivo
que se vislumbra claro y es dejar que gane el espacio amarillo.
Mientras nadie se cargo de nada, la gente observa como día a día su poder adquisitivo baja,
otros pierden su trabajo, otros ingresan a la clase baja y otros se van del país. Todo esto pasa
gracias a un gobierno de ocupación que está colonizando nuevamente el país y una oposición
que es funcional al oficialismo. Y es funcional porque critica, reclama,. Grita pero no hace. Y no
hace porque no quiere. Si las miserias terminan triunfando nos espera cuatro años de Macri, de
Lavagna o sea cuatro años de ajuste, pobreza y tristeza. No le parece?