Milei en su hora más difícil: De la épica libertaria al desgaste institucional
Se acelera la crisis política: La Libertad Avanza no logra contener los múltiples frentes abiertos


Javier Milei atraviesa la fase más difícil de su gestión, con debilidad política y volatilidad económica.
Banderas bajas
La Libertad Avanza erró en los diagnósticos. En primer lugar, creyó que los votos prestados de Juntos por el Cambio eran propios. Y son circunstanciales. Para muchos adherentes de esa alianza entre radicales y macristas, Milei fue apenas una salida para correr al peronismo del poder, después de la desastrosa gestión de Alberto Fernández.
Asimismo, si hubo dos banderas que habían prendido en la sociedad fueron la “anti casta” y la transparencia. La primera la bajó apenas llegó al poder, al incorporar a funcionarios que fatigaron administraciones en el último cuarto de siglo. Daniel Scioli, Patricia Bullrich, Federico Sturzenegger o Luis Caputo, por mencionar algunos casos, no son un soplo de aire fresco. El apellido Menem, menos.
En cuanto a los estandartes de la lucha contra la corrupción, quedaron a media asta después de la criptoestafa $LIBRA. Dejaron de ser creíbles tras el escándalo ANDIS. Hechos que investiga la Justicia pero que impactaron en la sociedad.
Este eje simbólico se suma a lo palpable en lo material. El bolsillo se vio resentido, por más cifras que intentó instalar el Gobierno. El Excel no conmovió y el relato se alejó de la calle. Un mix que la Casa Rosada no olfateó pero que hacía presagiar el desencanto.
A Milei se le dieron vuelta los propios. Pujas intestinas que enfrentaron a dos vértices del triángulo de hierro, Santiago Caputo y Karina Milei, en una encerrona de difícil solución. Es que la hermana jamás será tirada por la ventana. Sostén emocional que el azar llevó a un rol de máxima relevancia. Karina se aferró a los Menem y a Sebastián Pareja, en un armado en todo el país que fue letal para Milei. No ganó ninguna elección desdoblada, excepto la de CABA y en Chaco como furgón de cola de la UCR, y compró gratis enemigos en el Congreso que hoy le hacen la vida difícil.
En el medio, hubo desplazados, algunos de ellos que hoy gozan en silencio los resbalones del Gobierno. Aquellos que pusieron estructura y convicciones en la gesta y que vieron después cómo la sortija quedaba en otras manos. Alertaron, también, lo endeble de las construcciones con los amigos del campeón.
El desangre llevó a LLA a tener votos en contra de diputados que entraron por la lista violeta. Desde el MID de Oscar Zago, pasando por Lourdes Arrieta o Marcela Pagano. Sin contar, claro, a los aliados que se fueron, principalmente dirigentes del PRO y legisladores que responden a los gobernadores.
Respuestas débiles
Mientras el Gobierno insiste en el tono sobrador, en el peronismo se relamen. Vieron con entusiasmo la falta de reacción de Milei post paliza bonaerense. “Era el momento para salir del esquema de bandas y hasta devaluar, medidas que incluso hubiera capitalizado en octubre”, mencionaban en Fuerza Patria. La experiencia indica que los volantazos de oficialismos derrotados en las PASO (las elecciones bonaerenses funcionaron como una primaria en los hechos) les permitió repuntar en las generales.
Acá, nada de eso ocurrió. Milei ratificó un plan inamovible, vetó leyes esperadas por aliados y se recostó en un primer momento en los estrategas de la derrota. Apenas un cambio de tono en la cadena nacional para presentar el Presupuesto y una “mesa política” con gusto poco. Recién este jueves en Olivos hubo algunos signos, como otorgarle un lugar más protagónico a Santiago Caputo, quien había quedado marginado de los lugares en las listas y de las tácticas en las provincias.
Las torpezas de Milei están acelerando, a su vez, la cicatrización de las heridas del PJ. Una interna más áspera incluso que la libertaria. Pero si el Presidente aspiraba a ponerle en Buenos Aires “el último clavo al cajón del kirchnerismo”, terminó ocurriendo otro fenómeno. Axel Kicillof fue quien llevó el martillo. La afrenta del desdoblamiento derivó en una carambola temporal, y LLA llegó a las urnas en su peor momento, ya arriba del tobogán. Un acierto del mandatario provincial, que ganó la interna y la externa.
Ahora, el PJ encendió la maquinaria adormecida. Cristina baila en el balcón ante una multitud estable. Kicillof mira su proyección a 2027. Un exgobernador peronista de un distrito alejado del Puerto diagrama nombres para una salida institucional transitoria. Cree ser capaz de unir al kirchnerismo, a los jefes provinciales y parte del arco político tradicional. “El problema es que hay otros diez dirigentes haciendo lo mismo”, explicaban quienes participan de esos diálogos, para graficar el delicado momento que atraviesa el Gobierno.
La CGT, que no encontraba eco en las bases para movilizar, ahora piensa en la renovación de autoridades con perfiles más combativos. Aunque los gremios no parecen querer ocupar el lugar de una primera línea en la ofensiva, también observan un Gobierno corroído y una oportunidad de revitalizarse. Protestas, paros, marchas masivas que parten de sectores transversales, no necesariamente anti Milei desde lo ideológico. La calle le juega una mala pasada. Las redes, donde LLA jugaba de local, también dejaron de acompañar, los comentarios pasaron a ser negativos. Y, en paralelo, las encuestas muestran curvas descendentes para Milei y para el Gobierno, que no siempre son lo mismo.
También las terceras vías ven una oportunidad de crecimiento. Entrar en la discusión una vez que el PJ haga el trabajo sucio de desgastar a Milei. Provincias Unidas, con gobernadores que buscan una salida federal, ve margen de alza de octubre y una oportunidad de largo plazo.
Los jefes provinciales mostraron una unidad inédita. Firmaron los 24 mandatarios el proyecto de ley de reparto de ATN, vetado por el Presidente después del 7-S. Al igual que la recaudación del impuesto a los combustibles, son fondos que en rigor son de las provincias. La derrota bonaerense no torció la voluntad de Milei. Se obstinó en borrar con ese gesto el supuesto de guiño de reestablecer el Ministerio del Interior. Su titular, Lisandro Catalán, convocó a una mesa a la que se sentaron solo tres gobernadores, los que cerraron acuerdos electorales. Luego, visitó a Osvaldo Jaldo (Tucumán) y a Gustavo Sáenz (Salta). Días después, sus legisladores votaban en contra del Gobierno. Ya nadie se acerca al fuego. El mercado lo registra y actúa en consecuencia.
Con ese mar de fondo, el Congreso no para de darle reveses al Gobierno. Leyes sensibles y que Milei veta por el impacto fiscal: apuntaron a jubilados, universitarios, al Garrahan, a los discapacitados. También, el de los gobernadores. Muchos de ellos representan gastos marginales, que podrían subsanarse con el arte de a negociación.
Sin embargo, a diferencia de los héroes de 2024, los vetos 2025 desnudaron la debilidad política de Milei. No logró sostener el tercio, salvo para el proyecto de jubilaciones, acaso el más complejo desde lo fiscal. Una descomposición que venía tomando volumen y que ahora, en combinación con la volatilidad económica y el test de las urnas, pone contra las cuerdas a Milei.