Opinión

Milei en su hora más difícil: De la épica libertaria al desgaste institucional

Se acelera la crisis política: La Libertad Avanza no logra contener los múltiples frentes abiertos

Milei, ante el desafío de recomponer la confianza con la sociedad y los mercados. La oposición que deambulaba caída, se recompuso con los traspiés del oficialismo. El Gobierno no puede sostener un tercio en el Congreso y da una señal de debilidad.
Javier Milei atraviesa la fase más difícil de su gestión, con debilidad política y volatilidad económica.

Javier Milei atraviesa la fase más difícil de su gestión, con debilidad política y volatilidad económica.

Acaso, la lógica endogámica del Gobierno le impidió ver lo previsible: la crisis política estaba ahí, a la vuelta de la esquina, alertada incluso desde adentro de la Casa Rosada. Se aceleró, claro, después de la derrota por goleada el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires.

Hubo alarmas tempranas, desoídas, que le hicieron perder a Javier Milei el termómetro de la calle, obnubilado por los comentarios aduladores de su propia tribuna. Los “ave miller”, los “traigan la urna” y el largo etcétera que hacían sonrojar a los externos alimentaron el ego del Presidente y lo llevaron a abrir tantos frentes que ante la primera batalla perdida el castillo de naipes se desmoronó. Tiene por delante Milei la titánica tarea de reconstruir la confianza con sus votantes, una confianza que es difícil reestablecer una vez que se corta ese invisible hilo que conecta a un político con la sociedad. Vale también para dirigentes aliados, para el círculo rojo o el mercado. Una vez que se dan vuelta, cuesta convencer a esos actores clave para que vuelvan a tender la mano

Tiros en el pie. Milei dejó de rugir. Hoy se le animan todos.

Banderas bajas

La Libertad Avanza erró en los diagnósticos. En primer lugar, creyó que los votos prestados de Juntos por el Cambio eran propios. Y son circunstanciales. Para muchos adherentes de esa alianza entre radicales y macristas, Milei fue apenas una salida para correr al peronismo del poder, después de la desastrosa gestión de Alberto Fernández.

No compraron la motosierra. La miraron con más cariño tras la baja de la inflación y la estabilidad macro. Pero lejos está de ser un núcleo duro mileísta. LLA volvió a su nivel de las generales 2023. El 56% fue otra de las ficciones que autocompró el Gobierno.

Asimismo, si hubo dos banderas que habían prendido en la sociedad fueron la “anti casta” y la transparencia. La primera la bajó apenas llegó al poder, al incorporar a funcionarios que fatigaron administraciones en el último cuarto de siglo. Daniel Scioli, Patricia Bullrich, Federico Sturzenegger o Luis Caputo, por mencionar algunos casos, no son un soplo de aire fresco. El apellido Menem, menos.

En cuanto a los estandartes de la lucha contra la corrupción, quedaron a media asta después de la criptoestafa $LIBRA. Dejaron de ser creíbles tras el escándalo ANDIS. Hechos que investiga la Justicia pero que impactaron en la sociedad.

Este eje simbólico se suma a lo palpable en lo material. El bolsillo se vio resentido, por más cifras que intentó instalar el Gobierno. El Excel no conmovió y el relato se alejó de la calle. Un mix que la Casa Rosada no olfateó pero que hacía presagiar el desencanto.

A Milei se le dieron vuelta los propios. Pujas intestinas que enfrentaron a dos vértices del triángulo de hierro, Santiago Caputo y Karina Milei, en una encerrona de difícil solución. Es que la hermana jamás será tirada por la ventana. Sostén emocional que el azar llevó a un rol de máxima relevancia. Karina se aferró a los Menem y a Sebastián Pareja, en un armado en todo el país que fue letal para Milei. No ganó ninguna elección desdoblada, excepto la de CABA y en Chaco como furgón de cola de la UCR, y compró gratis enemigos en el Congreso que hoy le hacen la vida difícil.

Milei en el bunker de LLA en La Plata, tras la derrota en las elecciones bonaerenses.

Milei en el bunker de LLA en La Plata, tras la derrota en las elecciones bonaerenses.

En el medio, hubo desplazados, algunos de ellos que hoy gozan en silencio los resbalones del Gobierno. Aquellos que pusieron estructura y convicciones en la gesta y que vieron después cómo la sortija quedaba en otras manos. Alertaron, también, lo endeble de las construcciones con los amigos del campeón.

El desangre llevó a LLA a tener votos en contra de diputados que entraron por la lista violeta. Desde el MID de Oscar Zago, pasando por Lourdes Arrieta o Marcela Pagano. Sin contar, claro, a los aliados que se fueron, principalmente dirigentes del PRO y legisladores que responden a los gobernadores.

Respuestas débiles

Mientras el Gobierno insiste en el tono sobrador, en el peronismo se relamen. Vieron con entusiasmo la falta de reacción de Milei post paliza bonaerense. “Era el momento para salir del esquema de bandas y hasta devaluar, medidas que incluso hubiera capitalizado en octubre”, mencionaban en Fuerza Patria. La experiencia indica que los volantazos de oficialismos derrotados en las PASO (las elecciones bonaerenses funcionaron como una primaria en los hechos) les permitió repuntar en las generales.

Acá, nada de eso ocurrió. Milei ratificó un plan inamovible, vetó leyes esperadas por aliados y se recostó en un primer momento en los estrategas de la derrota. Apenas un cambio de tono en la cadena nacional para presentar el Presupuesto y una “mesa política” con gusto poco. Recién este jueves en Olivos hubo algunos signos, como otorgarle un lugar más protagónico a Santiago Caputo, quien había quedado marginado de los lugares en las listas y de las tácticas en las provincias.

Las torpezas de Milei están acelerando, a su vez, la cicatrización de las heridas del PJ. Una interna más áspera incluso que la libertaria. Pero si el Presidente aspiraba a ponerle en Buenos Aires “el último clavo al cajón del kirchnerismo”, terminó ocurriendo otro fenómeno. Axel Kicillof fue quien llevó el martillo. La afrenta del desdoblamiento derivó en una carambola temporal, y LLA llegó a las urnas en su peor momento, ya arriba del tobogán. Un acierto del mandatario provincial, que ganó la interna y la externa.

Ahora, el PJ encendió la maquinaria adormecida. Cristina baila en el balcón ante una multitud estable. Kicillof mira su proyección a 2027. Un exgobernador peronista de un distrito alejado del Puerto diagrama nombres para una salida institucional transitoria. Cree ser capaz de unir al kirchnerismo, a los jefes provinciales y parte del arco político tradicional. “El problema es que hay otros diez dirigentes haciendo lo mismo”, explicaban quienes participan de esos diálogos, para graficar el delicado momento que atraviesa el Gobierno.

La CGT, que no encontraba eco en las bases para movilizar, ahora piensa en la renovación de autoridades con perfiles más combativos. Aunque los gremios no parecen querer ocupar el lugar de una primera línea en la ofensiva, también observan un Gobierno corroído y una oportunidad de revitalizarse. Protestas, paros, marchas masivas que parten de sectores transversales, no necesariamente anti Milei desde lo ideológico. La calle le juega una mala pasada. Las redes, donde LLA jugaba de local, también dejaron de acompañar, los comentarios pasaron a ser negativos. Y, en paralelo, las encuestas muestran curvas descendentes para Milei y para el Gobierno, que no siempre son lo mismo.

También las terceras vías ven una oportunidad de crecimiento. Entrar en la discusión una vez que el PJ haga el trabajo sucio de desgastar a Milei. Provincias Unidas, con gobernadores que buscan una salida federal, ve margen de alza de octubre y una oportunidad de largo plazo.

Los jefes provinciales mostraron una unidad inédita. Firmaron los 24 mandatarios el proyecto de ley de reparto de ATN, vetado por el Presidente después del 7-S. Al igual que la recaudación del impuesto a los combustibles, son fondos que en rigor son de las provincias. La derrota bonaerense no torció la voluntad de Milei. Se obstinó en borrar con ese gesto el supuesto de guiño de reestablecer el Ministerio del Interior. Su titular, Lisandro Catalán, convocó a una mesa a la que se sentaron solo tres gobernadores, los que cerraron acuerdos electorales. Luego, visitó a Osvaldo Jaldo (Tucumán) y a Gustavo Sáenz (Salta). Días después, sus legisladores votaban en contra del Gobierno. Ya nadie se acerca al fuego. El mercado lo registra y actúa en consecuencia.

Catalán y Osvaldo Jaldo, en Tucumán.

Catalán y Osvaldo Jaldo, en Tucumán.

Con ese mar de fondo, el Congreso no para de darle reveses al Gobierno. Leyes sensibles y que Milei veta por el impacto fiscal: apuntaron a jubilados, universitarios, al Garrahan, a los discapacitados. También, el de los gobernadores. Muchos de ellos representan gastos marginales, que podrían subsanarse con el arte de a negociación.

Sin embargo, a diferencia de los héroes de 2024, los vetos 2025 desnudaron la debilidad política de Milei. No logró sostener el tercio, salvo para el proyecto de jubilaciones, acaso el más complejo desde lo fiscal. Una descomposición que venía tomando volumen y que ahora, en combinación con la volatilidad económica y el test de las urnas, pone contra las cuerdas a Milei.

Por Ariel Basile (Ambito)

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