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Macri y el pensamiento nacional – Por Gabriel Princip

Entre las idas y vueltas del candidato a presidente Mauricio Macri expresó su alineamiento con una aerolínea estatal, un ANSES popular, el futbol para todos y los planes sociales.
Claro que algún confundido le puede creer porque en realidad Macri no le divierte lo estatal porque nunca lo entendió. Tampoco comprende lo que es una economía proteccionista derivada de un pensamiento nacional.
“La economía moderna es dirigida: o la dirige el estado o la dirigen los poderes económicos”, aseguró alguna vez Arturo Jauretche.
Aunque el emblema peronista partió en 1974, la frase cobra vigencia. Sobre todo cuando los poderes facticos disfrazados de demócratas quieren apoderarse de Venezuela, Ecuador, Brasil y quizás Argentina.
Seguramente que Macri no comparte esta idea, tampoco sabe quién es Jauretche.
Pero para llegar a una economía proteccionista como la actual, similar a la norteamericana, se tuvo que partir de un pensamiento nacional.
Imposible nacer en el liberalismo para llegar a una economía estatal.
Y todo tiene que ver todo, el contexto del país es fundamental. Hoy la lucha es entre dos candidatos, uno que persigue el continuismo de un modelo nacional y el otro que habla de un cambio que no explica pero todos sabemos que obedece a intereses foráneos.
“El único nacionalismo autentico es el que busque liberarnos de la servidumbre real. Ese es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares y por eso la liberación de la patria y la revolución social son una misma cosa. De la misma manera que semi colonia y oligarquía son también lo mismo”, dijo alguna vez John William Cooke.
Pero este pensamiento sale de aquellos que no caen en la trampa del sistema. Que no entran en la variante de los cipayos con micrófono abierto y que distinguen una operación mediática de una información verdadera.
Igualmente no todos zafan de las zancadillas que organiza la derecha para poder confundir a algunos militantes y llevarlos de las narices a votar a quienes denostaron el peronismo históricamente.
Es difícil entender un peronista votando a Macri. Quizás tenía razón Raúl Scalabrini Ortiz cuando en 1940 sostenía que “todo lo que nos rodea es falso e irreal, falsa la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos impusieron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen, irreales las libertades que los textos aseguran”.
Es raro no ver a todos los peronistas encolumnados. Pero la confusión creada por los medios tienen mucho que ver para que, aquellos que hayan abrazado el pensamiento nacional, lo olviden por escasos intereses creados.
También algunos intelectuales se llamaron a silencio para no trabajar en la continuidad del modelo. El egoísmo de algunos pudo más que su convicción.
Por allí Juan José Hernández Arregui solía ser muy duro con respecto a estos en la década del 70’. “El silencio de los intelectuales se llama traición al país. En un país colonizado la labor del escritor es la militancia política”.
Y si, algunos intelectuales militan. Carta abierta es un ejemplo, claro que también tenemos filósofos impresentables como Tomás Abraham o la mediática Beatriz Sarlo.
Si don Arturo Jauretche estuviera presente, reflexionaría y diría sobre estos últimos: “los intelectuales argentinos suben al caballo por izquierda y bajan por la derecha”.
Finalmente. el pensamiento nacional es el peronismo y Mauricio Macri no es adicto a este movimiento. Por más que jure por Antonia que conservará lo bueno y cambiará lo malo, es difícil de creer. Pero no es una cuestión personal con Mauricio, no es así. Macri es la derecha y esta responde al pueblo de la manera que lo hace el jefe porteño. Hoy la conducción del peronismo la ejerce la presidente y el candidato es Daniel Scioli, ambos en un movimiento nacional humanista basado en la doctrina social de la Iglesia pero al mismo tiempo con todos los componentes políticos de la Argentina del siglo 21.
Por eso el peronismo hoy lo sintetiza Cristina Fernández cuando dijo: “el peronismo es el fiel reflejo de mi país, porque es capaz de producir personajes sublimes como Evita y otros mediocres como Isabelita”.

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