Cristina Fernández, la yegua, la chorra, la loca y un sinfín de adjetivos que se pueden leer en el
Manual del gorila ilustrado que pretende escribir Feinmann en sociedad con Majul y Lanata,
dejó un país funcionando el 10 de diciembre de 2015. Se recuerda la fecha porque el dólar
estaba en diez pesos o sea algo menos que ahora. La inflación había llegado al 23 por ciento y
el sistema pedía la pena capital para la soberbia presidenta.
El 11 de ese mes debutó Macri en el poder. El hijo de Franco mostró su suficiencia verbal
dilapidando conceptos con respecto a la inflación. Que era fácil frenarla, una pavada y si no
podía controlarla se iría del gobierno. Bien, en eso estamos. No controló inflación alguna,
eliminó derechos, y solo arrancó una sonrisa a la oligarquía y al imperio. Pero esa satisfacción
terminó.
El hincha de Boca más famoso y mediocre se ganó el odio del poder cuando intentó hacer
populismo y congelar los precios. También las mayorías lo insultaron porque esa medida era
una verdad a medias.
A partir de allí el riesgo puso en peligro el país. El dólar comenzó el camino sin retorno de
Macri. Ese norte que indica que en diciembre el presidente es otro sino antes con alguna
operación duhaldista tipo golpe blando igual que en el 2001.
Barrionuevo ya anunció que Cristina y Macri no serán candidatos. Todos sabemos que el mozo
no opina sino informa. El juez de la injusticia Claudio Bonadío sigue sacando preventivas de la
galera para ensuciar la imagen de Cristina. Mientras esto sucede Miguel Pichetto se encuentra
en los Estados Unidos y los privados venden activos para fugar dólares. Eso si la chorra es
Cristina.
Las encuestas indican hoy que Macri no solamente pierde sino que ni siquiera sale segundo.
Vidal sigue el mismo camino y no es el plan V. El otro plan, el duhaldista es el auto- golpe o
golpe blando para que renuncie Macri. En horas a esta renuncia seguirán Michetti y Pinedo y
Miguel Pichetto se encontrará con la presidencia sin nunca haber ganado una elección. Igual
que su jefe, el hincha de Banfield. Una vez en el sillón de Rivadavia retrasará las elecciones o
ejecutará el capricho de Bonadío, Cristina presa al más puro estilo brasilero. Será detenida
porque sí.
Cristina sigue vendiendo libros, sigue teniendo el poder de la gente mientras el aparato
político sigue maquinando diferentes formatos de saqueo popular. Eso sí, la chorra es Cristina.
Los tiempos se acortan, el pro va camino a la extinción y el duhaldismo copará la parada. Las
mayorías quizás sufran menos con estos buscas justicialistas pero bajo ningún aspecto se
volverá a un modelo nacional. El imperio lo desprecia, y estos muchachos son el imperio. Hay
esperanza, hay una solución a este presente nefasto?, si hay solución pero con los
trabajadores en la calle que visibilicen nuevamente el subsuelo de la patria sublevada.
