
La opinión publicada observa en los medios una final de finales para octubre de este año: Cristina Vs. Macri.
El prescindente deseaba lo mismo hasta hace unos días, pero hoy no está tan seguro y es porque por primera vez en Casa Rosada llegan encuestas, de la buenas, que indican un triunfo cristinista en una eventual segunda vuelta.
A este dato se le suma que el FMI retrasa los pagos aunque en simultáneo declare que apoya a Macri y a cualquiera que ocupe el gobierno, o sea Mau no tiene la exclusiva de la entrega y el cipayismo.
Macri está enojado. Dicen los que saben que es una puesta en escena, dicen los que no mienten que sus nervios obedecen a que ha caído en la trampa Lavagna.
Duhalde- Barrionuevo inventaron a Lavagna para sacar de la cancha a Massa y restarle a Cristina, pero el cálculo falló. Lavagna es el voto del macrista arrepentido. La imagen presidencial baja día a día al igual que el poder adquisitivo y hoy el número real de votos macristas no llega al veinte por ciento. Es más, Vidal suma diez puntos más que el líder amarillo. O sea, está enojado en serio.
La derecha ya piensa en el reemplazo de Vidal por Macri. Pero preocupa el casillero vacío en la provincia de Buenos Aires. Todos sabemos que si se pierde Buenos Aires es casi imposible sentarse en el sillón de Rivadavia. Ritondo, Manes, una eventual alianza con Massa pueden ser la solución a ese casillero. De todas maneras el Pro está preocupado por el rival.
En este momento, Lavagna mide once puntos, su techo sería 16. Aumentaría si le dan el gusto de bajarse Cristina y Massa pero difícil que el chancho chifle. Lavagna sigue aumentando pero es casi imposible que gane al tiempo que Macri sigue bajando y más de una espada amarilla está pensando que el balotaje puede llegar a ser Lavagna- Cristina y ahí la mitad del oficialismo se irá de vacaciones y la otra mitad comenzará a rumbear para Comodoro Py.
Sin embargo, hoy Cristina es la gran duda. Si le hacemos caso a sus amigos, la ex presidenta no se presentará. La justicia injusta y la salud de su hija desvían el pensamiento político de la viuda de Néstor. Junio será el límite y allí todo sabremos qué octubre nos toca. De no presentarse, su gente arreglaría con el candidato peronista que sea el candidato. Treinta por ciento de votos autorizan a ese espacio para negociar candidaturas.
Por eso, mientras esperamos la final Cristina -Macri no sea que primero junio y luego octubre nos digan que la final sea Vidal -Lavagna, aunque el gran partido sería Lavagna-Cristina y todo el oficialismo huyendo. Con ese partido aseguramos la reconstrucción del mercado interno y la vuelta de la alegría porque como siempre se dijo: los días felices fueron, son y serán peronistas.