En todo momento, desde el 2015, Macri se presenta en sociedad como quien conduce el mejor equipo de los últimos 50 años. Si el objetivo es colaborar y eficientizar la derecha para satisfacción de la oligarquía y las corporaciones supranacionales digamos que su gobierno es un éxito. Si es para el bienestar de las mayorías, su estancia en el ejecutivo es un absoluto fracaso. Lo que si es seguro que el famoso equipo no aparece en la cancha, tampoco su liderazgo.
Ahora bien, la pregunta es el poder real pretende en el sillón de Rivadavia un líder o le viene mejor solo un gerente de recursos humanos con un mensaje sin contenido alguno?. Quizás la segunda opción sea la indicada. El modelo anglo es el que carece de líderes y los detesta. Una de las razones del imperio de haber financiado golpes de estado es que no les sentaba las figuras de Perón, Menem, Alfonsín, Néstor y Cristina. Aunque Menem y Alfonsín tuvieran ideas menos rebeldes que los otros mencionados si eran líderes. Macri les viene como anillo al dedo.
Por eso, podemos observar figuras de la talla de Macri, Vidal y Larreta con mensajes sin retórica, vacíos de contenido mencionando conceptos que completan aburridos discursos pero muy alejados de la verba que marque liderazgo.
También uno debe pensar que el formato comunicacional ideado por Durán Barba persigue otro objetivo y que no es mostrar un líder, menos un intelectual, sino alguien parecido a la media y que modifique la conducta para con ello consolidar un cambio para bien de las corporaciones y en detrimento de las clases medias y bajas.
Una de las personas clave que practicaron las técnicas de modificación de la conducta fue Kurt Lewin a mediados del siglo 20. Un apellido muy consultado por Durán Barba.
Lewin es famoso por haber perfeccionado la técnica del “grupo carente de líder” formulada por los nazis y por haberla transformado en una sofisticada herramienta de la contrainsurgencia. En el libro “El instituto Tavistock” se puede leer : “ Una de las facetas menos conocidas del trabajo de Lewin es la relativa a los programas de la guerra sicológica, sobre todo su empeño en mostrar la relación existente entre la guerra sicológica, el establecimiento de los objetivos, las operaciones sobre el terreno y el reconocimiento de la situación. Su primer trabajo fue el de utilizar la “ toma de decisiones en grupo” para cambiar las preferencias alimentarias y pasar de la carne al pan integral como sustituto”.
Por su parte en la obra “La perspectiva temporal y la moral” otorga una explicación sobre la guerra sicológica y se lee: “ una de las técnicas principales para destruir la moral por medio de una estrategia de terror consiste exactamente en la siguiente táctica: que la persona no sepa con claridad en que posición se encuentra ni que puede esperar. Si, además, se confunde su “ estructura cognitiva” sobre dicha posición mediante decisiones poco claras en cuanto a tomar medidas disciplinarias severas o proporcionar un trato amable, junto con la propagación de noticias contradictorias, es posible que la persona llegue a no saber siquiera si un plan en particular va a acercarla o alejarla de su objetivo. En estas circunstancias, hasta las personas que tienen objetivos claros y están dispuestas a correr riesgos quedarán paralizadas por un grave conflicto interno respecto de lo que deben hacer”.
Entonces, observamos un gobierno sin liderazgo alguno y tampoco le interesa la figura del conductor, con un conjunto de individualidades que el oficialismo llama equipo y sin nada para destacar salvo la obediencia debida a capitales financieros foráneos mas un mensaje vacío de contenido otorga un resultado que linda en la modificación de la conducta. Para asegurar el cambio y que grupos nacionalistas, traducido en argentino se dice peronismo, la guerra sicológica, la moral baja y el cambio de conducta son imprescindibles. Al menos, un estudioso del mal como es Durán Barba asi lo cree y presenta en sociedad un fascismo democrático.
