El 11 de noviembre de 1972 fue la cita. El Luna Park completo, de bote a bote, como se decía en esos tiempos. En Bouchard y Corrientes se encontraba Carlos Monzón en su sexta defensa frente al americano Benny Briscoe. La pelea era a 15 rounds y fue “la última pelea de la noche”, así informó al público Carlos Fiorentino, el presentador histórico del Luna.
La pelea de trámite parejo, parecida a la que habían realizado en 1967, terminó con el triunfo del argentino. Pero el fanático de box, el que presenció la pelea casi no recuerda ni el resultado o si el referí fue Aveldaño o si fue o no una buena pelea. Todos recordamos el noveno round cuando a los 2 minutos, un violento cross del hombre de color quebró al erguido Monzón. En ese momento, cuando todos veíamos la resolución rápida en contra, vimos a un Monzón perdido con su cabeza hacia arriba mirando el reloj del estadio que marcaba cuando faltaba para volver al rincón salvador en un asalto interminable.
Pero todo pasó y Monzón siguió su carrera brillante hasta 1977, año en que se retiró. Hoy la política vive momentos parecidos al del 11 de noviembre de 1972.
Hoy Macri está mirando el reloj del estadio. El golpe que le propinó el dólar quebró el erguido gabinete provocando que el rincón de Sturzenegger tirara la toalla. Hoy, Mauricio no entiende que el peronismo está trabajando en la unidad. No comprende porque Lilita le dijo hasta acá llegamos. El cross que le propinó la economía lo hizo temblar. Busca desesperadamente el rincón donde se hallan sus segundos, el FMI, para que le indiquen como llegar al término del round y seguir la pelea hasta el 2019.
Cuando se inició la pelea, Mauricio era el campeón. La derrota que le propinara al peronismo lo había transformado en un gran campeón mundial. Pero sus defensas lo desgastaron, y desde que el FMI es su nuevo manager no acertó en sus presentaciones. El estadio ubicado en el Congreso Nacional marcó sus últimas derrotas. Las tarifas, el aborto lo llevaron a una pelea con el dólar donde el verde billete hizo que Mauricio mirara el reloj del poder.
El rincón del campeón tiene rostros preocupados, serios, enjutos. La pelea entró en un ter reno favorable a la oposición. Todavía falta, pero la sucesión de rounds perdidos hace pensar a su manager el FMI si le tira la toalla o no. El 2019, cuando termine la pelea, está muy lejos y es muy probable que el rincón de Mau le saque el banquito y diga esto ha sido todo.
Carlos Monzón tembló ante la piña de Benny pero terminó ganando. Mauricio acusó el golpe del dólar pero la derrota se presume que llegue en cualquier momento. El pueblo lo percibe, está atento y pide a gritos que el FMI le tire la toalla y la corona vuelva al peronismo, el campeón del pueblo.
