Por Gabriel Princip
Cuando la crítica hacia el modelo económico encabezado por Mauricio Macri dice que no hay nada nuevo bajo el sol, tiene razones sobradas para calificarlo. Hoy la derecha tiene un solo objetivo: el empobrecimiento nacional y, como consecuencia, la transferencia de culpa.
Todo tiene su explicación y su fundamentación. Macri tiene aires de Cavallo, quizás de Martínez de Hoz pero el que realmente le sienta es Prebisch.
Raúl Prebish, economista que falleció en 1986, adorado por el liberalismo ya había dado cátedra de entrega y dependencia en la década infame pero en 1955 asesorando a la revolución fusiladora realizó un plan magistral para alegría de la derecha argentina.
El plan partía de un informe que elaboró este colaborador de la entrega nacional para la Cepal. El mismo consistió en tres puntos fundamentales:
a-Transferir al sector agropecuario una mayor parte del ingreso nacional, por su intermedio aumentar sus precios (devaluación monetaria y liberar control de precios),abrir importaciones, desregular exportaciones y congelar salarios….Hola Prat Gay.
En su crítica con formato de libro, Arturo Jauretche dijo: “Eliminando los controles del estado la riqueza pasa de las clases populares al sector de los terratenientes y exportadores”.
b-Otorgar mayor poder al capital extranjero y endeudarse.
Jauretche replicaba en “Plan Prebisch y retorno al coloniaje” de la siguiente manera, “hipotecando el país con el fin de permitir que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios al exterior”.
c-Reducir la inflación bajando el nivel de ocupación obrera y del consumo popular.
La finalidad de este informe era presentar a la Argentina como un país invivible y quebrado, como resultado de una década de gobierno peronista y según Prebisch: “El país atraviesa por la peor crisis de su desarrollo económico”.
Con este diagnóstico el gobierno militar modificó las estructuras del gobierno nacional y retrocedió al pre-peronismo.
Este modelo netamente antipopular, y cuyo objetivo central era transferir la culpa al peronismo, tenía en los medios de comunicación sus amplificadores sociales. Aquellos que tenían publicaciones contrarias a esta idea fueron clausurados, como es el caso de El líder o las revistas de Jauretche o John William Cooke.
Por su parte, desde el exilio y al término de este gobierno, Perón dijo: “El doctor Prebisch empuñaba el centro del comando en la gerencia del Banco Central durante el desarrollo de la década del 30´, en el que la inteligencia política británica nos hundió sin contemplaciones en la ciénaga sin horizontes de una factoría, con una red de leyes consecutivas complementarias y coincidentes en su objetivo de cercenar las posibilidades argentinas de autonomía y orientar las subsistencias en el mejor servicio de las conveniencias británicas. No retaceamos los meritos técnicos ni la amplitud de conocimientos ni la ductilidad de inteligencia del autor, la técnica es un arma de la política y el problema es saber lo antes posible quien va a empuñar el arma y a quien se va a apuntar”.
Prat Gay tomó el modelo de Prebisch, le sacó una fotocopia y lo presentó ante el círculo rojo para que se lo aprueben y lo pongan en práctica. Claro que al modelo de Macri le faltaba el decreto 4161, es ahí donde entró Durán Barba y repartió decálogos a los integrantes pro del gobierno con ideas similares al decreto que prohibía cualquier mención del peronismo. Hoy se habla de ñoquis, inútiles empleados públicos, militantes, grasas y todo aquello que huela a K es sinónimo de robo, delito, hurto o corrupción. O sea, al igual que Aramburu, el presidente Macri intenta con este plan empobrecer al país y transferir la culpa haciendo responsable de la debacle económica a Cristina y sus corruptos funcionarios. Nada nuevo bajo el sol, otro gobierno tilingo que cree que cada habitante es un otario se deleita con el cipayismo, la entrega y el anti peronismo ilustrado.