Lula lanza advertencias a los autócratas y termina en un gesto inesperado con Trump

El presidente brasileño arremetió este martes en la ONU contra las «fuerzas antidemocráticas» que atacan las instituciones y aseguró que Brasil envió un mensaje a los «candidatos autócratas» al condenar al expresidente Jair Bolsonaro por golpismo.
Los presidentes de Brasil, Lula da Silva, y de Estados Unidos, Donald Trump, se cruzaron, como podría preverse, en un pasillo de las Naciones Unidas. Pero lejos de evitarse, se dieron un fuerte abrazo y quedaron en verse la semana próxima. Será la primera bilateral entre los dos mandatarios, aunque aún no se sabe si la cita será virtual o se encontrarán en Washington. Durante su discurso, el jefe de la Casa Blanca comentó la aproximación: “Tuvimos una química excelente”; y añadió que le había parecido “un tipo muy agradable”. Complementó con un “yo también le gusté”.
Con todo, durante su mensaje a la ONU, Lula fue duro al describir la realidad mundial y, desde luego, el presidente de Estados Unidos tuvo tiempo de escucharlo: “El multilateralismo está frente a una nueva encrucijada, al punto que la autoridad de esta Organización está en jaque” sostuvo el gobernante brasileño. Lo que vino después fue todavía más duro: “Asistimos a la consolidación del desorden internacional, marcada por continuas concesiones a la política del Poder”.
El líder brasileño, que fue muy aplaudido por la Asamblea –donde estaban presentes las autoridades de los 193 países—advirtió sobre los “atentados a la soberanía, las sanciones arbitrarias y las intervenciones unilaterales, que se están tornando en la regla”. Y completó con una reflexión notable: “Existe un paralelo evidente entre la crisis del multilateralismo y el debilitamiento de la democracia”.
Lula continuó su alegato con un sermoneo: “Cuando la sociedad internacional vacila en defender la paz, la soberanía y el derecho, las consecuencias son trágicas”. Sin un gramo de desperdicio, en su prédica reforzó: “En todo el mundo, las fuerzas antidemocráticas intentan subyugar las instituciones y sofocar las libertades. Hacen un culto de la violencia, de la ignorancia y actúan como milicias físicas y digitales, al tiempo que cercenan a la prensa”.
Se refirió, entonces a Brasil para decir que su país “está bajo un ataque sin precedentes” y mencionó específicamente las “medidas unilaterales y arbitrarias contra nuestras instituciones y nuestra economía”. Es obvio que, sin dar nombres, hablaba de la Administración Trump que impuso a Brasil aranceles de 50%, de modo de trabar el ingreso de exportaciones brasileñas al mercado norteamericano.
Sobre este tema, tan delicado, Lula destacó: “Aún bajo un ataque sin precedentes, Brasil optó por resistir y defender la democracia reconquistada hace 40 años por su pueblo, después de dos décadas de gobiernos dictatoriales”. Señaló entonces: “No hay justificaciones para medidas unilaterales y arbitrarias contra nuestras instituciones y nuestra economía”.
Recordó luego la ofensiva contra el Supremo Tribunal Federal (STF), la Corte, desplegada por la Casa Blanca. “La agresión contra la independencia del Poder Judicial es inaceptable” enfatizó. Se refería específicamente a las sanciones aplicadas por Washington contra el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, quien estuvo a cargo del juicio contra el ex presidente Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de prisión.
Lula no perdonó siquiera a quienes desde Estados Unidos tratan de forzar la libertad y la anulación de los castigos contra el ex mandatario, como es el caso del hijo Eduardo Bolsonaro, quien desde hace meses permanece en el Distrito Federal estadounidense: “La injerencia en nuestros internos cuenta con el auxilio de una extrema derecha subordinada y nostálgica de antiguas hegemonías”. Alertó entonces, aludiendo a la amnistía que piden los partidarios de Bolsonaro: “No hay pacificación si persiste la impunidad”.
Para el Jefe de Estado brasileño, el país vive un momento muy especial: “Por primera vez en 525 años de nuestra historia, un presidente fue condenado por atentar contra el Estado Democrático de Derecho”. Y agregó: “Delante de los ojos del mundo, Brasil dio un recado a todos los candidatos a la autocracia y aquellos que los apoyan: nuestra democracia y nuestra soberanía son innegociables”.
Sentenció, con fuerza, que hablar de democracia supone eliminar las desigualdades y garantizar los derechos elementales, que son “la alimentación, la seguridad, el trabajo, la vivienda, la educación y la salud”. Y concluyó: “La pobreza es tan enemiga de la democracia como el extremismo”.
FUENTE- Agencias.