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Opinión

LOS TRES CHIFLADOS

Por Ricardo Sietepanes.

Quien no recuerda a Moe, Curly y Larry?, quien no ha visto repetidas veces la serie yanqui de la década del 30?, quien no imitó alguna vez las locuras de Curly, o los golpes de Moe?. Preguntas que uno se hace al repasar su infancia en una charla de café. Claro que cuando se cambia de tema y se discute de política, creemos ver a estos cómicos de origen lituano en

Macri, Pichetto y Carrió, no se le parecen? Moe, serio y golpeador, al mando del grupo. Haciendo un piquete de ojos y gritando, “no se inunda más, no se inunda más”, reencarnó en Macri. Claro, no tiene flequillo, estamos en el siglo XXI, pero su coeficiente intelectual es el mismo, los gritos también al igual que los golpes y las malas y perversas decisiones.

Si, ya sé faltan dos más. Larry en el siglo XX tocaba el violín y era semicalvo. En el siglo XXI reencarnó en un muchacho de Río Negro que es dirigente peronista y candidato a vicepresidente por la causa amarilla. No toca el violín pero sus palabras discriminatorias, sin sentido alguno y con agresión, cien por cien a cualquier humano con sentir democrático es música para los oídos de Macri.

Obedece ciegamente al prescindente, y en confianza y sin cámaras presentes se deja picar los ojos. Un fiel acompañante del líder del peor equipo de los últimos cincuenta años.

Falta Curly?. En el siglo XX era un calvo borracho y divertido. El sexo cambió, la bebida no y la locura tampoco. Hoy observamos a su reencarnación en Elisa Carrió. “Yo fui la única, la noche de las Paso, que predijo que ganaríamos en primer vuelta el 27 de octubre”, afirmó en las Barrancas de Belgrano. Fuentes calificadas no pudieron certificar si estaba borracha o loca o los dos estados al mismo tiempo.

Allí van los tres chiflados. En un viaje de ida que dura treinta días recitando un discurso que suena a despedida y derrota al mismo tiempo. Macri. Pichetto y Carrió le cuentan a la gente todo lo que no pasará, todo lo que no hicieron y todo lo que le gustaría hacer y por negligencia dejaron de lado para que el peronismo lo realice.

Macri es Moe sin flequillo. Manda sin saber, conduce hacia la derrota, grita, se enoja y siempre huye cuando fracasa. La única diferencia es que Moe era un personaje ficticio que nos hacía reír. Macri es real, es el presidente y nos hace llorar. Solo reímos cuando grita “no se inunda más, no se inunda más”, o cuando quiere poner un puerto en Santiago del Estero o habla del Verano cargas o Atlético Cumán. Parece fantasía, uno cree que es ficción pero no, forma parte de la realidad aunque el FMI, intuye que ahora está dibujado.

Pichetto es Larry, obedece a Moe, se deja picar los ojos y repite todas las estupideces de Macri. Hace música para su jefe cuando habla mal de los inmigrantes, de los k, de los pobres y de todo aquel que no comparte la causa amarilla.

Carrió es Curly. Falta que se tire al piso y de vueltas gritando. El resto lo imita a la perfección. Se toma hasta la presión y le habla a la gente entre la locura y la estupidez. “Vamos a ganar por paliza el 27”, “Macri representa la honestidad”, “Yo predije el triunfo en primera vuelta” y demás giladas solo aptas para ignorantes y fanáticos de una causa que está llegando a su fin.

El 10 de diciembre se termina la función. Cuatro años de lágrimas y sufrimiento darán paso a la esperanza. En diciembre comienza la reconstrucción de un país que cayó en manos de tres chiflados que no eran ficción, no hicieron reír y solo los unió la mentira y la perversión. Dejan de emitir los tres chiflados, vuelve Bonanza.

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