Finalmente los bonistas privados y el gobierno llegaron a un acuerdo. Hoy el horizonte se visibiliza y da comienzo el gobierno de Alberto Fernández. Porque entre la pandemia económica heredada del peor presidente de la historia y la pandemia sanitaria el gobierno se parecía más a una ambulancia recogiendo heridos que a un ordenador de un país.
Una vez que se acordó, llegaron las voces de la oposición a los medios. Luis Caputo, el ministro que nos endeudó por cien años realizó un tuit felicitando al presidente y al ministro. Prat Gay afirmó “que se podía haber acordado mejor” y el inefable Mauricio expresó: “Está bien el acuerdo porque está mal estar en default”. Estar bien, estar mal esos son los conceptos de un chico de primer grado y también del que fuera un horrendo presidente.
Como decía el general Juan Domingo Perón: “los melones se van acomodando”. El mismo día del acuerdo, el presidente relanzó el plan Procrear con un presupuesto de 25 mil millones de pesos para que la sociedad utilice, créditos mediante, en refaccionar o construir su casa. Ya la obra pública está en marcha y a pesar de la pandemia, la inflación es menor a cualquier mes macrista.
Todavía juega en contra el virus. Ese que no deja desarrollar la economía de ningún país, ese que destroza todas las variables económicas del planeta. Pero gracias a una gestión de Cristina, la Argentina tendrá la vacuna que vendrá de Rusia a un costo cero.
El acuerdo marca un punto de inflexión en la política Argentina. Por primera vez en la historia el FMI estuvo a nuestro lado para poder negociar. Por vez primera el Papa también prestó su colaboración para un acuerdo de ésta índole y también por primera vez los medios norteamericanos criticaron a los bonistas por no querer acordar. También es un punto de esperanza para un país que viene de una pandemia económica y que trabajó bien con respecto a la pandemia sanitaria.
No podemos tirar manteca al techo, tampoco dar la vuelta olímpica pero este tipo de noticias sirven para que la sociedad y el gobierno firmen otro pacto de confiabilidad. Una confianza que se estaba diluyendo y que volvió para quedarse. Ahora hay que corregir la situación política. Leer una vez por lo menos “Conducción política” del general Perón; y en un tiempo no muy lejano dejarle en claro a Larreta, Macri y Vidal quien gobierna en la Argentina. ¿No le parece?
