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Opinión

LO QUE HAY QUE VER

Por Rodrigo Marcogliese.

Primicia no es sinónimo de buena información y mucho menos de verdad. El último momento se volvió un recurso, una funcionalidad que los medios encontraron para difundir noticias falsas.

Son tiempos en donde los creadores del “¿Queremos preguntar?” vuelven en forma de comunicados de Foros de Periodismo que apoyan a los grandes empleados de grandes empresas, y no a los periodistas.

Una persona ataca en un medio masivo de una forma desmedida, comparando personas con enfermedades terminales o imputando de cometer crímenes. Y cuando les dicen que eso es indebido, muy rápidos de reflejos se amparan en lo más oscuro de la historia argentina… anuncian que los quieren callar, que los persiguen, que intentan “desaperecer” su opinión, y que esas son conductas que van contra la libertad de expresión, y que fomentan la censura.

A todo esto,oficialmente no hay ninguna respuesta. Por lo que salvo en las películas los malos siempre ganan.

Ante esto, invito a frenar la pelota y ver por qué este accionar lo tenemos tan asimilado.

Hay dos recursos periodísticos que no son ni buenos ni malos en sí: la primicia y el off (lo que una fuente nos revela y no quiere que lo nombremos al dar la información).

Lo malo es la utilización que se les de, un off puede ser clave como hilo conductor, como eslabón faltante de algo que no comprendemos y queremos comunicar, pero una cosa es si dan información y otra si dan opinión.

La opinión en un off es muy relativa. Ejemplo: si el titular de una entidad ejecuta algo en público pero por privado comenta su opinión del tema a un comunicador y le pide que no se lo nombre. El programa publica un “último momento” o tiene la “primicia” de que esa entidad hizo tal o cual cosa y el comunicador dice “una alta fuente de esa entidad me reveló todo lo contrario”. ¿Sirve? ¿Es publicable? Porque en definitiva las palabras se las lleva el viento. Lo más probable es que eso sea una opereta.

Pero como “un periodista no revela las fuentes”, el comunicador puede decir como si fuese un off una opinión suya. “Dentro del Gabinete no lo pueden ni ver al Ministro de…”, quizá el que está hablando sea el que no lo puede ni ver. “En la fiscalía hay quienes me dicen que hay indicios que involucrarían a la Vicepresidenta en el asesinato de su ex secretario”, no porque parezcan respetuosos en nombrar los cargos y hablar con corrección van a estar diciendo algo cierto.

Bueno, hasta acá es una obviedad. Usted pensará que no era necesario frenar la pelota para notarlo. Tiene razón, pero el objetivo es pensar cuál es el motivo por el que pareciera que la noticia es más noticia cuando se la cuenta primero.

Algunos utilizan eso para que camuflados en algo negativo termine siendo una noticia positiva.

El anti cuarentena Jair Bolsonaro habría dado positivo de Coronavirus. Fue una noticia bomba, quien llamaba al virus “resfriadinho” ahora lo padece. Pero sin embargo anunció que se siente mejor tomando los medicamentos que él mismo promovió hace un tiempo. Pareciera que esta primicia no es más que una operetinha… o verdaderamente es y no se hace.

Gabriel García Márquez denostó la sacralización de la primicia en 1990 y pidió que se eviten las «citas de personas que merecen entero crédito o altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, y que amparan toda clase de agravios impunes».

Para el Gabo “a veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que mejor se da”.

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