LAS CARAS DE LA DERROTA
Por Carlos Galli.
Leandro Santoro, alfonsinista; y Gisela Marziotta, que en realidad no sé qué ideología tiene. Lo seguro es que ni es peronista. Ellos son las caras de la derrota. Él con cabeza gacha y una mueca parecida a una sonrisa, los dedos en V de una victoria que no fue. Su compañera de fórmula con un gesto fingiendo también una tenue risa, con labios apretados, mirando a través de unos gruesos anteojos que no pueden disimular su tristeza.
Los peronistas no los votaron, los Alfonsinistas tampoco. La social democracia ni los registra.
Santoro llegó por ser amigo del Presidente. Marziotta quizás por su trabajo en la Agencia Télam, sociedad del Estado hace ya un tiempo. O por acompañar al ex presidente de San Lorenzo, Matías Lammens. De cualquier modo, son los derrotados con menos importancia. Son dirigentes políticos sin estructura y mucho menos un aparato que los acompañe. Una dupla inentendible para representar a un gobierno nacional y popular. Un nuevo fracaso. Un nuevo Filmus. Una derrota posible, pero no es culpa de ninguno de ellos. La culpa es únicamente del que los eligió.
La Ciudad de Buenos Aires siempre fue esquiva al Peronismo. Solo una vez ganó, con Erman González en la época del menemismo.
Era una obviedad que está fórmula no tenía chance de hacer un papel digno.
El Albertismo eligió mal. El kirchnerismo le pasará factura. Y los peronistas nos jodimos.
No da para más.
No me gusta escribir de los derrotados. No hago leña del árbol caído.
Hasta aquí. Más seria abrir heridas que no terminarían de cerrar nunca.
