El 9 de mayo de 1978 las Brigadas Rojas asesinaban al primer ministro italiano Aldo Moro. El italiano había sido secuestrado el 16 de marzo en un operativo que le costó la vida a sus cinco guardaespaldas cuando iban camino al Congreso. En esa época el presidente italiano era Giulio Andreotti y Moro había logrado el encuentro y acuerdo entre la Democracia Cristiana, su partido, y el Partido Comunista.
Una vez concluido el operativo los terroristas cambiaban presos políticos y reconocimiento por la vida de Moro. Pero no todo era tan sencillo, y lo narrado era lo oficial, aquello que los medios publicaban. Finalmente, Moro fue encontrado muerto el 9 de mayo de 1978.
La justicia, encontró culpables a la mayoría de los terroristas el 28 de enero de 1983 y hubo condenas por 316 años de prisión, 32 condenas perpetuas, 4 absoluciones y 3 amnistías. Pero una vez realizada la investigación no todo fue claro, sencillo ni publicado.
La viuda de Moro contó que unos días antes del secuestro de su marido, éste le contó que había tenido un encuentro con Henry Kissinger, en esos momentos miembro como ahora del grupo Bilderberg y asesor del gobierno norteamericano más un oficial de inteligencia. Palabra más, palabras menos la viuda dijo que el bueno de Henry había dicho a su marido que “debe abandonar su política de colaboración con todas las fuerzas políticas de su país o la pagará más caro que Salvador Allende, nosotros jamás perdonamos”. Según la viuda, su marido estuvo mal, se enfermó e incluso pensó en retirarse. Un tiempo después no hizo caso del concejo y
fue asesinado.
En esos tiempos se habló de la logia P2 como partícipe necesario en el secuestro, más cerca en el tiempo se sabe que los grupos terroristas son afines y funcionales al poder real, en una palabra, el ideólogo de la muerte fue el poder real, la mano ejecutora las Brigadas Rojas.
Ahora bien, en el capítulo 6 del libro “La historia definitiva del Club Bilderberg” habla del caso Moro y dice :” en 1982, John Coleman, ex agente secreto con acceso a las más altas esferas de poder y confidencialidad, reveló que Aldo Moro, “miembro leal del Partido Democristiano, que se oponía al crecimiento cero y a la reducción de la población planeados para su país, fue asesinado a manos de asesinos controlados por el grupo masón P2 con el objetivo de alinear Italia en el Club de Roma y de que acatase las órdenes de los Bilderberg de desindustrializar el país y diezmar notablemente la población”.
Al mismo tiempo, en su libro “Conspirators Hierarchy” de este agente inglés se afirma que los
globalizadores querían usar a Italia para desestabilizar Oriente Medio, su principal objetivo.
“Los planes de Aldo Moro para equilibrar Italia a través de una tasa de desempleo cero y de la
paz política e industrial hubieran reforzado la oposición católica al comunismo y hubieran
dificultado mucho más la desestabilización de Oriente Medio, un objetivo primordial”.
El testimonio de un amigo íntimo de Moro en el juicio, Gorrado Guerzoni, certifica las declaraciones de la viuda de Moro. El hombre detrás de todo era Henry Kissinger. Esa noticia se dio a conocer en toda Europa el 10 de noviembre de 1982 sin embargo los medios blindaron la figura del yanqui como hoy lo hacen con Macri.
Como diría un importante político con respecto a Bilderberg. “Es posible que Dios creara el universo, pero en lo que respecta al planeta Tierra, el mensaje que da el club a Dios es simplemente este: gracias, pero a partir de ahora nos hacemos cargo nosotros”.





