LAGO ESCONDIDO: Una espina clavada en el corazón de la soberanía argentina.

Por Margarita Pécora B –
Hay un tema doloroso para la Argentina, que se siente como una espina clavada en el corazón de la soberanía nacional. Se trata de la presencia autoritaria y expansionista en predios del Lago Escondido, en la provincia de Rio Negro, del magnate británico Joe Lewis. Un conflicto cuya llama del reclamo por la defensa de la soberanía – que está allí en peligro, mantienen viva hombres y mujeres que ya han protagonizado siete marchas de reclamo, como verdaderos patriotas que son , poniendo el pecho y arriesgando sus vidas para reconquistar un derecho ultrajado.
Es imposible mantenerse ajenos a este despojo que viene ocurriendo, de una parte del territorio nacional argentino, y del peligro que representa la forma escalonada en la que el empresario británico residente en Bahamas, pero dueño de “la llave” de Lago Escondido, ha ido expandiendo su dominio. Y lo hace, impidiendo a los rionegrinos acceder a las riberas de un espejo de agua que les pertenece por Ley.
Y eso lo logra Lewis, -da vergüenza ajena decirlo-, poniendo de rodillas al poder económico y también al judicial que suele reunirse en su mansión, no precisamente para exigirle a Lewis que respete el derecho de los argentinos, sino para regalarle más poder a costa de la soberanía nacional.
Siempre se ha oído decir que es de humanos cometer errores, pero si ante los graves errores que cometen algunos hombres responsables del destino de sus pueblos, tuvieran el valor de rectificarlos a tiempo, hoy no tuviésemos que lamentar que Malvinas esté en poder del imperio británico, que la domina y saquea a miles de millas de la plataforma continental argentina donde ni siquiera triunfó una guerra por recuperarla, porque por los errores tácticos que ustedes conocen, solo trajo más muertes y humillación.
Si no hubiera existido hombres necios y vendepatrias en la historia de los pueblos, por ejemplo Guantánamo no estuviera en poder de Estados Unidos , que permanece allí en contra de la voluntad del pueblo cubano, humillándolo también, al instalar una prisión de máxima seguridad donde encarceló a los talibanes que presuntamente derribaron las Torres Gemelas, algo que no está probado y solo es un pretexto para permanecer en Cuba, asegurándose una posición geoestratégica de gran importancia para los planes expansionistas de la Casa Blanca en América Latina.
Lo lamentable es que pocos argentinos se percatan del peligro que representa para la integridad nacional, la presencia activa y expansiva de Joe Lewis, en ese lugar estratégico del país. Pocos, desafortunadamente, entienden que cuando un pueblo pierde su soberanía, pierde su capacidad de autodeterminación y queda privado de su libertad y desde ese momento queda expuesto a la destrucción de su identidad y a la ruptura de su cohesión nacional.
Ese peligro latente han sido capaces de detectarlo y obrar en consecuencia, hombres de la talla del médico sanitarista y activo militante peronista Jorge Rachid; también el Juez Juan Ramos Padilla, ambos mayores de edad, que no han reparado en su condición física para arriesgar su salud en difíciles travesías por las montañas, para llegar hasta las márgenes de Lago Escondido a exigir los derechos del pueblo. Pocos hay también como el Cura Francisco “Paco” Olveira, de Opción por los Pobres, que realizó recientemente la séptima marcha, junto a un grupo de dignos compatriotas culminándola con una huelga de hambre, como sacrificada forma de decir ¡Basta Joe Lewis!..
La polémica generada en las últimas semanas, luego que una patota ligada al magnate británico impidiera violentamente el acceso de este grupo de manifestantes al Lago Escondido, destapó la olla de encubrimiento al poder real.
A la estancia de Lewis, el inglés que figura entre los 500 hombres más ricos del mundo, y se encuentra en conflicto con la ley Argentina, viajaron los magistrados y funcionarios porteños que son investigados por dádivas por la justicia federal de Bariloche.
De todos es conocido que Lewis mantiene una estrecha relación con el ex Presidente Mauricio Macri quien lo ha visitado en la mansión donde también se alojó el ex presidente estadounidense Barack Obama en 2016. Es así como Lago Escondido se ha convertido en los últimos años en el lugar donde se reúnen personajes relacionados con el poder económico y los negocios a espaldas del gobierno nacional, que lo sabe, pero no ejerce su autoridad para frenarlo.
¿Acaso no se enteraron que la casona de Lewis en Lago Escondido- que dicho sea de paso, es un espejo de agua inmenso rodeado por un paisaje natural de envidiable belleza, entre ríos lago y montañas, fue visitado en octubre pasado por ese grupo de magistrados, funcionarios porteños, medios de comunicación y hasta un ex integrante de la Agencia Federal de Inteligencia?
Fue tan sospechosa esa visita, que incluso en varios medios como TELAM, trascendió la comunicación por Chat que mantuvieron los integrantes de dicho grupo, en el cual coordinaban estrategias para buscar una versión falsa sobre los motivos de ese viaje.
Pero ahí no termina todo: según las fuentes, en febrero del año pasado con motivo de la sexta marcha de expedición por la soberanía del Lago Escondido, los manifestantes que intentaban acceder por un camino autorizado por la justicia, fueron agredidos por un grupo de personas armadas que respondían a Lewis. Días después Mauricio Macri visitó la estancia de Lewis; un hecho entendido como una grosera provocación.
Se dice que también llegó en un avión privado procedente de Estados Unidos, Yasir Al Rumayyan gobernador del fondo de inversión pública de Arabia Saudita y accionista del club de fútbol New Castle United, y que Macri y el funcionario saudita estuvieron reunidos en el lugar conocido por Llao-llao donde jugaron fútbol y luego se trasladaron en helicóptero a Lago Escondido donde se encontraron con Lewis.
Es tal la gravedad del arbitrario accionar de Lewis, que vendió a fondos al qatarí en un predio de 4000 hectáreas ubicado en la zona costera de Río Negro donde se dice que hay una pista de 2 mil 200 metros de longitud desde la cual se podría llegar en pocas horas a las islas Malvinas y que dicha pista se encuentra en una zona donde se proyecta un desarrollo de hidrógeno verde.
También Lewis amplió su participación accionaria en la empresa Pampa Energía que encabezaba el empresario Marcelo Mindlin, muy vinculado a las empresas del grupo Macri.
Allí opera al servicio de Lewis, una temible guardia armada custodiando el lugar e impidiendo el acceso al Lago, con el uso de la fuerza contra lugareños y todo el que ose acercarse.
Desde 2005 el magnate se encuentra en conflicto con las leyes argentinas. La Cámara de Bariloche había ordenado garantizar el tránsito de la población por un camino de acceso al Lago, lindante con la propiedad de Lewis, sin embargo el gobierno de Arabela Carreras, decidió apelar ese fallo.
Hay que recordar el derecho que le asiste a los argentinos, según el Código Civil, donde se plasma que los ríos y lagos son de dominio público, mientras que la Constitución de Rio Negro asegura el libre acceso, entre comillas, a las riberas de los espejos de agua para la recreación.
Lo último que se sabe acerca de este conflicto judicial es que la Inspección General de Justicia, requirió la intervención judicial de la firma Hidden Lake S.A propiedad de Lewis, por considerarla una pantalla jurídica para frenar la aspiración de cualquier persona a acceder a Lago Escondido.
Cabe preguntarse, entonces, ¿quiénes son los verdaderos dueños de la tierra en Argentina? ¿Sabe este pueblo que el accionar colonialista de un poderoso forastero como Lewis, pone en peligro el derecho al agua, y a recursos naturales estratégicos para el país?
Permítanme recordarles una frase de José de San Martín, que todos y todas deberíamos asumirla como propia: «Cuando la patria está en peligro, todo está permitido por defenderla»
¡Fuera Lewis!.