
Macri no deja de sorprender. Es un especialista en reportajes. Sin pestañear, ni ponerse colorado puede asegurar que no hubo 30 mil desaparecidos; frente a Putin dijo que Argentina le ganará Rusia; mirando a los ojos a la realeza española se angustió por el 9 de julio de 1816 o ante Viviana Canosa frente a la pregunta: que siente por ese chico que no puede tomar su plato de sopa caliente contestó que ese niño ahora puede caminar mejor rumbo a la escuela por los miles de kilómetros de asfalto que hizo Cambiemos. Un maestro.
También es especialista en la mentira y un tema común son las estadísticas nunca probadas ni comprobables que expresa. Delante de los empresarios enfatiza que ganará 52 a 48 cuando hoy se duda que llega a un ballotaje, cuando el propio Durán Barba le anticipó la derrota y cuando Cristina está a punto de ganar en primer vuelta si la derecha no comete algún latrocinio.
Sobre la gestión, el prescindente tiene, últimamente un tema preferido, las cloacas. En su discurso en el Congreso dijo “: se cambia en serio cuando un millón y medio de personas consiguen acceso a cloacas y cuando 817.000 personas pueden ahora abrir una canilla y ver salir agua limpia”. Cabe agregar que sus datos son solo estimaciones. Según la secretaría de infraestructura y política hídrica del Ministerio del Interior, en 2015 “la cobertura urbana era del 87 por ciento de agua y 58 de cloacas, a fines de 2018 la cobertura llegó a 88, 6 por ciento y 62,5 de cloacas. Según la secretaría la mejora macrista fue de 1,6 en agua y 4,5 de cloacas. Ahora bien estos datos que son intrascendentes la corriente amarilla los convierte en importantes a base de marketing pero la verdad se impone y diluye esta estrategia cuando se coloca en blanco sobre negro todas las estadísticas.
Desde el 2010, según el censo, hasta el final del mandato de Cristina el avance de cloacas fue del 9, 2 por ciento, más del doble que el logrado por Macri. La sorpresa es mayor cuando las comparaciones son con el 2001. Entre ese año, con la Alianza en el poder y el censo del 2010, habían conseguido acceso al agua corriente 4.112.042 personas, contra las 800 mil que difundió Macri en el Congreso. Entre el 2003 y el 2015, o sea la década robada o ganada, 9.671.000 personas lograron acceso a las cloacas y 9.060.000 al agua.
En síntesis, las cifras que son estimaciones y que Macri difunden como si hubiéramos llegado a la luna en comparación con la obra k es nada. Entonces, nos queda que la deuda solicitada no la vemos en obras y que se gastó en cuestiones corrientes . Si vemos que el pibe tampoco toma la sopa. Latrocinio, mala praxis y hambre son los tres conceptos que sintetizan este espacio amarillo que se disolverá en el verano que viene. De a poco Mirta Legrand tendrá razón, Macri pierde y vuelve Cristina, lo peor que le puede suceder a Mirta, Susana y el
conjunto de viejas amargas que son las caras visibles de la oligarquía. Si no existe un imponderable, el verano para las mayorías será distinto. La sonrisa volverá a las calles argentinas después de cuatro años. Porque los únicos días felices fueron, son y serán peronistas.