Por Gabriel Princip
En Ministro de energía concurrió al Congreso para explicar lo inexplicable. Habló, dialogó pero nada conformó. Los diputados visibilizaban su enojo ante las cámaras para que la sociedad opine que ellos hicieron lo posible para evitar el saqueo de la Shell vía gobierno de Macri.
Aranguren, gracias al atrevido de Sergio Massa, evitó la interpelación y sólo se dirigió a un anexo del parlamento un tanto más amable. Hoy el hombre de Tigre tiene un discurso para cada interlocutor, de ahí esa opoofi, o sea oposición oficialista.
Aranguren es Macri pero también es Shell y esta empresa jamás fue redituable para el pueblo argentino.
Shell es esa empresa del siglo XXI que se consolida como tal en 1907. Es de origen anglo -holandés, de hecho se llama Royal Dutch Shell especialista en petróleo y gas.
Es fundada por Marcus Samuel. Su padre de igual nombre en su negocio más redituable vendía conchas marinas a coleccionistas de Londres, de ahí el nombre de Shell.
Pero Shell también es la que enfrentó a Stándar Oil en la guerra del Chaco que se inició en 1932 y culminó en 1935 con un saldo de 60 mil bolivianos y 30 mil paraguayos muertos. Paraguay enfrentó a Bolivia por territorio mientras que las petroleras auspiciaban a estos países para llevarse el petróleo que había en el Chaco Boreal.
En 1941 ambas petroleras alentaron la guerra entre Perú y Ecuador. En 1942, tratado de paz mediante EEUU obligó a Ecuador a ceder la mitad de su territorio a Perú, allí estaban las reservas petroleras que finalmente se las lleva las Stándar Oil, o sea Rockefeller.
También Shell es la que fundó junto a la familia Rockefeller el club Bilderberg, la más grande corporación supranacional del mundo.
También es la empresa que causó grandes problemas ecológicos en el mundo como en Nigeria y en Argentina para citar dos ejemplos. Al mismo tiempo es quien formateó, junto a Rockefeller, el armado de las corporaciones causante de cambios de gobiernos en toda América Latina.
Para esa empresa trabaja Aranguren. Un ministro con 16 millones de pesos en acciones de la petrolera que todavía cree que es el CEO de la empresa y supone que el Ministerio es una changa de fin de semana.
Aranguren es el que determinó que no se compre gas a Bolivia y si a Chile, con un 128 por ciento de aumento. Gracias a esa operación las acciones de la empresa subieron desde enero un 38 por ciento. Es el responsable de las brutales tarifas de sus compatriotas y quien contrata la compra de gas a Chile un país no productor, donde proviene de Noruega y fue transportado desde el sur de Francia como gas natural licuado.
Aranguren representa a su empresa y las tarifas que decidirá la Corte Suprema determinarán la forma de vida de los argentinos donde sí y solo si tienen garantizado más pobreza y mayor entrega. Mientras tanto, el ministro y sus amigos tirarán manteca al techo.