La pelea final de Alejandra Oliveras: falleció a los 47 años
Tras sufrir un ACV isquémico falleció la excampeona mundial en cuatro oportunidades . Estaba internada en el Hospital María Cullen de Santa Fe.

En el último parte, el equipo médico que atendía a la exboxeadora precisó que la paciente “ha tenido momentos en donde ha dirigido la mirada, sobre todo a los familiares». De todas maneras, Néstor Carrizo, director de la unidad de terapia Intensiva (UTI) del hospital donde permanecía internada, había subrayado que seguía siendo una paciente que requería un seguimiento muy cercano.
La expugilista ingresó al centro de salud el 14 de julio en donde, entre otros tratamientos, fue sometida a una craniectomía descompresiva. Luego de la intervención, la deportista requirió de asistencia mecánica respiratoria y monitoreo permanente de especialistas. El equipo médico había precisado que Oliveiras tenía una obstrucción en la carótida derecha no controlada.
Quién era Alejandra «Locomotora» Oliveras
La deportista tuvo una vida emocionante, de esas que son una inspiración para miles. Así lo llegó a reconocer el realizador Andrés Vernetti, director del documental Locomotora (2022), con la pugilista como protagonista, retratando su lucha sobre los derechos de las mujeres en el boxeo, y revelando los numerosos sucesos que le tocaron vivir en el deporte.
Sin embargo, la admiración y el respeto que ganó en los últimos años trasciende a su trayectoria como pugilista o su vida íntima: su manera de conectar con el otro a través de charlas motivacionales, su empatía hacia los más necesitados, y su aliento y entusiasmo en redes sociales para desarrollarse en todos los aspectos y disfrutar de la vida, fueron tal vez sus rasgos más característicos.
Como figura pública, activista y entrenadora, Alejandra, o «Loco», como también decía que le gustaba ser apodada, siempre buscó transmitir una cosa a sus interlocutores: no importan los obstáculos que se presenten, hay que vivir la vida, que es una sola; disfrutarla, hacerle frente. Así lo destacó tanto en sus últimas entrevistas como en sus más recientes publicaciones de Instagram, donde mantenía un diálogo permanente con su audiencia.
El amor como motor de vida
Alejandra Oliveras era la cuarta de siete hermanos. Nació el 20 de marzo de 1978 en El Carmen, al sur de la provincia de Jujuy. Poco después migró con su papá, Luis Carlos Oliveras, y sus hermanos, a la localidad de Alejandro Roca, en la provincia de Córdoba. De ahí la tonada que la hacía brillar al hablar.
En varias entrevistas recordó que esos años de la infancia habían estado marcados por la pobreza. Pero, fiel a su estilo, siempre vio el vaso lleno. «Mi infancia fue dura pero muy linda. Podés decir ¿pero cómo? Si te cagaste de hambre, si vivías con alpargatas y no sabías lo que era un par de zapatillas, comías polenta. Pero hubo mucho amor. Y el amor es todo, es la fuerza invencible«, afirmaba.
Pese a la marginalidad, trabajar desde muy chica le aportó valores y conocimientos que atesoró toda la vida. “El campo me enseñó tanto, tanto… Ahí veíamos cómo funciona la cadena alimentaria, y cómo un bicho mata al otro para poder comer. No es que lo mata por matar, si no no habría vida”, recordaba.
Sin embargo, la pobreza la llevó por caminos peligrosos. Con solo 14 años de edad y un bebé a cargo, se escapó del entorno conocido con su primer novio, con quien tenía la ilusión de empezar su propia familia. Pero el hombre la golpeaba y la maltrataba. El límite, para ella, se cruzó cuando le pegó a su hijo. Entonces, decidió entrenar de forma diaria dentro de su casa para enfrentar a la violencia. “Me defendí por instinto. No sabía que eso era pelear, pero fue ahí cuando descubrí que tenía fuerza”, contaría años después.
«El deporte es inclusión»
El boxeo, contaba, se presentó en su vida de forma natural. «El boxeo en realidad lo elegí porque no tenía otra, como todos. Todos los boxeadores en Argentina venimos de abajo. Yo en ese momento no tenía para comer, y no podía estudiar, que era lo que yo quería. Yo quería hacer cinco profesiones y por supuesto no podía, porque la universidad me quedaba a 100 kilómetros», recordó este año en una entrevista.
Entonces, el boxeo apareció como una luz de esperanza. «Con este deporte, nadie te regala nada: es disciplina, son años de darle para adelante, de entrenar, de hacer dieta. Una vida muy dura, pero que te da lo que siempre soñaste: una casa, un trabajo, éxito, fama…».
Pero la pobreza no era lo único que la empujaba a pelear. «También quería demostrar que las mujeres podemos boxear, igual que el hombre, sin dejar de ser mujer«. Oliveras remarcaba una y otra vez que «no existe el sexo débil«. Orgullosa de ese camino y de haber ratificado su teoría, aseguraba que el deporte era «inclusión«.
Del ring a la gloria
Los frutos de su pasión se hicieron notar con los años: como profesional del boxeo obtuvo cuatro coronas mundiales. A lo largo de su carrera, además, acumuló 33 victorias, tres derrotas y dos empates. Una verdadera locomotora. Su debut ocurrió en 2005, en la ciudad cordobesa de General Lavalle, donde noqueó a María del Carmen Potenza. Pero fue por más:
- En 2006 se consagró campeona mundial del peso supergallo del WBC, después de vencer a Jackie Nava, de visitante en Tijuana, México. GK8
- En 2011, sumó una nueva consagración, convirtiéndose en campeona mundial categoría pluma del WBA, al superar a Liliana Palmera en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
- En 2013 fue campeona mundial categoría ligero del WBC al vencer a Lely Luz Flórez en la santafesina Santo Tomé.
- En tanto, en 2015 se convirtió en campeona mundial categoría pluma de la WBO, al vencer a Jessica Villafranca en la localidad bonaerense de San Antonio de Areco.
Además, Oliveras incluía en su recuento de títulos un triufo en la categoría super pluma obtenido en la World Pugilims Commission (WPC), una entidad argentina pero sin reconocimiento oficial. Al contabilizar ese título, se posicionaba como la boxeadora más ganadora del mundo.
Oliveras, madre de dos hijos, ingresó además al libro Guinness de los récords por ser la primera mujer en el mundo en obtener cuatro títulos mundiales, todos por triunfos por nocaut, en distintos pesos. «Ganar significa ganarle a la vida, a la discriminación, a la pobreza, a la violencia«, afirmaba.
La trayectoria profesional de Oliveras estuvo atravesada por las históricas disputas por el reconocimiento de las mujeres en el boxeo y la compleja conformación de las entidades oficiales de este deporte para la obtención de los títulos mundiales.
En rigor, son cuatro las entidades reconocidas actualmente para los títulos mundiales: la Asociación Mundial de Boxeo (AMB, y en inglés World Boxing Association, WBA), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB, en inglés World Boxing Council, WBC), la Federación Internacional de Boxeo (FIB, en inglés Internacional Boxing Federation, IBF), y la Organización Mundial de Boxeo (OMB, o en inglés, World Boxing Organization, WBO)
Si bien la célebre ex boxeadora Marcela «Tigresa« Acuña ostentaba ser la primera campeona mundial de boxeo femenino de la Argentina tras ganar una pelea en la categoría supergallo en 2003, lo hizo compitiendo en la Asociación Internacional de Boxeo de Mujeres (WIBA), una entidad que dejó de existir y no tiene validez internacional. Es decir, para las cuatro entidades oficiales vigentes, aquel título no es legítimo.
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