
Durante muchos años, me enseñaron que la PATRIA es una porción de tierra, dividida en provincias, regiones, ciudades y pueblos.
Que la PATRIA son la bandera, el himno nacional, la escarapela, los próceres a los que debemos honrar, admirar y que sean ejemplos a seguir.
La PATRIA son aquellos que dieron su vida por ella.
También los caudillos, las fuerzas armadas, los lideres, los prohombres.
También me dijeron que la PATRIA, eran las religiones, una doctrina o una filosofía. Me dijeron que la PATRIA era un lugar físico, donde viven personas autóctonas y también extranjeros de distintas nacionalidades, diferentes culturas, la PATRIA es un lugar donde conviven ricos y pobres, honestos y deshonestos, buenos y malvados, negros y blancos, judíos, musulmanes, católicos y evangélicos.
Me enseñaron que a la PATRIA hay que defenderla, peleando si la atacan y también trabajando.
Pero hace unos años alguien me dijo y me enseño que la PATRIA es el OTRO, y a los 68 años aprendí que quien me lo dijo tenía razón.
La PATRIA es el semejante aunque piense diferente. No sé si siempre es posible y aceptarlo, pero sin dudas, debo intentarlo y comprender que yo soy la PATRIA y el que me combate, el que me insulta, y a veces me menosprecia, también es la PATRIA, aunque duela. Y también aprendí que no somos solo habitantes sino que somos CIUDADANOS.
Viva la PATRIA.
Viva el SEMEJANTE.




