
La periodista Margarita Pécora pasa revista a la crisis sanitaria que viven algunas naciones de Centroamérica y el Caribe, a penas visibilizadas por los grandes Medios, y se detiene en algunos países donde la pandemia se suma a la tragedia social que ya venían arrastrando. Los temibles maras que guardan prisión en El Salvador están en el foco del gobierno, y amenazados por la pandemia.
“Para hablar de Centroamérica y el Caribe -explica Margarita-, hay que delimitar al grupo de países situados en la región entre América del Norte y América del Sur, bañados por las aguas del mar Caribe. Ahí está comprendido el Caribe insular, con numerosas islas, la mayor de las cuales es Cuba. Por otro lado figuran los países localizados en el sector de Centroamérica que conecta los dos subcontinentes americanos en el istmo, que es su parte más estrecha donde se encuentra el Canal de Panamá”.
“Son Naciones, a mi modo de ver, de las que apenas se habla, algunas están prácticamente invisibilizadas por los Medios en este contexto de alarma global por la pandemia, que obliga a la gente a extender la mirada asustada, más hacia Europa y Estados Unidos donde, es justo reconocerlo, son escalofriantes las cifras de muertos por el coronavirus, que a países insulares o centroamericanos donde ya de por sí la pobreza, los flujos migratorios y otros males propios de la desigualdad social y los desmanejos políticos, superan el terror de la propia pandemia del coronavirus, por lo que ya no son noticia para nadie”.
“Pero aun así, hay un mapa muy variopinto de la situación -asegura la periodista-. Pongamos por caso, a México que sufre la crisis humanitaria a partir de las caravanas de migrantes que han convertido a ese país en la escala principal para saltar hacia Estados Unidos. Ya desaparecieron esas imágenes de las pantallas, pero recordemos aquel río humano de miles de personas huyendo a pie de la violencia en Honduras, El Salvador y Guatemala”.
“De repente llegó el coronavirus y se coló en algunos migrantes, y un terror superó a otro terror. De modo que hoy, Méjico es el quinto país con mayor número de afectados en América; a 8 semanas de entrar el coronavirus ya tienen más de 1 500 muertos y más de 16 mil infectados”.
“Me da la impresión de que muchos centroamericanos han perdido el respeto al peligro, no comprenden que la COVID-19 no hace distinción de clases sociales, o ya se sienten más muertos que la propia muerte. Solo así se explica, por ejemplo, que en Guatemala donde el Instituto Guatemalteco de Migración informó desde el 11 de marzo, que ningún extranjero puede ingresar a territorio guatemalteco por ninguna frontera, aun así han seguido llegando personas a la Casa del Migrante solicitando asilo y resguardo. Guatemala tiene a más de 500 contagiados y 16 víctimas fatales”.
“El Salvador es otra de las naciones centroamericanas que sufre el éxodo migratorio por la alta inseguridad -expone Margarita-. Allí la Covid-19 no deja tantas víctimas, como ese otro flagelo de la inseguridad. -Hasta ayer había 9 fallecidos solamente-. El propio presidente Nayib Bukele quien asumió hace poco más de un año el poder, encontró una infraestructura sanitaria precaria y un sistema de salud prácticamente abandonado. El mismo reconocía que el virus está esparcido ya por todo El Salvador pero repito, allí se le teme más a los maras esas pandillas criminales asociadas, que al letal coronavirus”.
“Nicaragua, país centroamericano que se mantenía invicto, sin casos de coronavirus ni cuarentena, ya tiene 3 fallecidos y no se sabe si las recetas bíblicas les servirán de mucho ante una infraestructura sanitaria también deficiente”.
“Pasando al Caribe insular, vemos a Cuba y Puerto Rico ejerciendo un fuerte contraste en el manejo e impacto del Covid-19. En el estado asociado a los Estados Unidos de Norteamérica con cicatrices abiertas aún por el huracán que arrasó a esa isla, y el abandono de que fue objeto por el presidente Donald Trump, la cifra de contagiados pasa de 780 confirmados y al menos 42 decesos. Recordemos que Puerto Rico tiene apenas 3,2 millones de habitantes”.
“Y cierro este periplo sobre el Covid, en Cuba, la mayor isla antillana donde otra es la historia. Aunque allí existe una fuerte infraestructura sanitaria, médicos bien preparados, y una medicina preventiva de primer nivel, el cerco económico que le impone EE.UU sumado a la parálisis del turismo que es el principal sustento económico, hace que escaseen los alimentos y se tomen medidas de máximo racionamiento. La cifra de infectados unos 1 400 y 58 fallecidos no es tan alarmante, pero los cubanos esperan llegar muy pronto a su pico máximo” -concluye la periodista-.



