LA OTREDAD DE LOS ACCIDENTES, LAS ENFERMEDADES Y LA MUERTE. 

SÓLO LE OCURRE A LOS OTROS.

Ni en la temprana juventud o aún en la madurez aceptamos las enfermedades o incluso la muerte como algo propio, siempre es una circunstancia que le ocurre al otro. Tememos por la salud e integridad de nuestros parientes, que no dejan de ser «otros», pero en lo propio el colapso o acto final siempre nos resulta ajeno.
Sin embargo de pronto algo ocurre, despertamos en una sala de terapia intensiva y allí nos vemos de cara a la realidad, la pregunta inevitable es «qué me quedó por hacer»  y está bien que esa sea la cuestión, pero no tema el lector que no voy a dar lecciones prácticas de autoayuda y caer en lugares comunes. Cada uno transcurre la vida que puede, son muy pocos los que se dan el lujo de elegir, de allí que toda la suma de circunstancias que transitamos no siempre son las queridas, por eso sugiero estar atento.

El último acto en este mundo terrenal inevitablemente habrá de ser en solitario, aún a pesar que podemos estar rodeado de familiares o amigos, allí no podremos mentir, nos habremos de ir sólo con el recuerdo de lo que sembramos y cosechamos. Si podemos demorar la partida mucho mejor, hoy la ciencia dispone mil soluciones, es mentira que todo pasado siempre fue mejor. Doy fe aunque parezca apocalíptico que tomar conciencia que no sólo a los otros le ocurre un accidente o un episodio de salud nos fortalece y nos da fuerza para seguir, en mi caso con nuevos bríos y proyectos, por eso estoy feliz, porque precisamente este año descubrí algo impensado y me siento mucho mejor.

Un abrazo: GARCILAZO.