Opinión

¿LA MISA DE LA PAZ?

Por Carlos Galli.

El sábado, una mínima parte de la Coalición Gobernante, y algunos pocos dirigentes sociales participaron de una misa en la Basílica de Luján.

¿El motivo? Orar por la paz y la fraternidad en nuestra golpeada Patria.

Estuvo presente el Presidente de la Nación, y en primera fila el Dr. Eduardo Duhalde. Sobraron bancos. La nefasta oposición brilló por su ausencia. Otras creencias religiosas se pegaron el faltazo.

¿Será que los políticos no están dispuestos a poner la otra mejilla?

¿O será que siguen viendo al adversario como al enemigo?

La Ley del Talión expresa: «Ojo por ojo, y diente por diente». Es de esperar que esto no ocurra, porque lo más factible es que, si esto ocurre, vamos a quedar todos ciegos.

No podemos olvidar que siempre, la Iglesia Católica, hizo silencio durante las diferentes dictaduras militares que sufrió nuestro país. La última y la más perversa y genocida, tuvo como cómplices a un sector eclesiástico, sacando honrosas excepciones. Hizo silencio sobre los centros clandestinos de torturas y muertes. Silencio sobre los desaparecidos. No olvidar que le permitían comulgar al asesino Jorge Rafael Videla y a Emilio Eduardo Massera, entre otros. También se encargaron de bendecir las armas que llevaron los héroes y mártires a nuestras Islas Malvinas.

Hace muchos siglos crearon la «Bendita Inquisición».

Les recuerdo que la Santa Biblia, que es la Palabra de DIOS dice: «No habitare en templos hechos con manos de hombre». Lo que significa claramente, que a DIOS lo tenés que llevar en el corazón.

Su primer mandamiento es: «Amarás a tu DIOS, por sobre todas las cosas». Y el segundo es similar: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

Pregunto, ¿Qué político ama al que piensa diferente? NINGUNO.

El arrepiento tiene que ser nacido del corazón, si no es así, para DIOS no tiene validez. No sirve decirlo de la boca para afuera, si por dentro están llenos de odio y de rencor. Las ambiciones desmedidas de la clase política, superan ampliamente al amor por los semejantes.

Son como los sepulcros, blancos y limpios por fuera pero por dentro llenos de miserias y podredumbres.

Y finalizo diciendo que el camino al infierno, está plagado de buenas intenciones.

El que quiera entender que entienda. El que quiera oír, que oiga.

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