
El «cambio» de Cambiemos resultó una estafa electoral. El voto amarillo se dividió entre aquellos simpatizantes del ingeniero, que no nos consta que se haya recibido, jubilados, antiperonistas y aquellos que creyeron, ingenuamente, que todo seguía igual con la única diferencia que en lugar de una mujer sentada en el sillón de Rivadavia íbamos a encontrar a Macri.
No fue así. La maldad, la sinrazón, la estafa, el engaño, la trampa y la mentira se impusieron y van gobernando desde diciembre del 2015 con la más absoluta perversión, corrupción y entrega de un territorio, plagado de bases militares, policías, desocupados y pobres.
“Cuando se ejerce el gobierno, se debe equilibrar la maldad con la virtud, si esta última es escasa, el príncipe pierde el poder”, escribió Nicolás Maquiavelo en El Príncipe.
El actual presidente entendió la mitad del pensamiento. El tema de la virtud, como siempre, te la debe. Sabe que las mayorías sufren con su política económica. Comprende que jubilados, pobres, niños y trabajadores sufren en forma cotidiana, pero su vida sigue. Genera desocupación en el estado y al otro día les manda un saludo. Nada le causa sufrimiento salvo una uña encarnada.
Las políticas neoliberales causan muertes y enfermedades, deterioran los alimentos-afirma Jorge Rachid en su obra “Sin Mordaza”-por falta de conservación, llevan al límite la angustia de los pacientes electrodependientes, provocando una nueva epidemiología, cuyos efectos conocemos hoy, como fotografías locales, pero no vemos la película completa de víctimas que superó al de los últimos 16 años, ni se compraron preservativos para ser repartidos, lo cual incide en la propagación de enfermedades de transmisión sexual”.
Confirmando a Rachid agreguemos que en los últimos días murieron dos chicos electrodependientes porque la empresa les cortó la luz. Los dos pertenecientes a hogares humildes, uno de ellos debía 60 mil pesos en luz. La empresa nunca tuvo en cuenta que el medidor no funcionaba bien porque en seis meses una humilde casita no puede gastar 60 mil pesos y menos aún no se puede cortar la luz sabiendo que en ese hogar vive un electrodependiente.
El ajuste es muerte. El neoliberalismo es el portador y firmante del ajuste. El actual gobierno es el ejecutor de estás políticas ideadas por el imperio en sociedad con las corporaciones. Mauricio, que es Macri, representa la maldad hecha persona en referencia a las mayorías. Los trabajadores, jubilados, marginales, pobres e indigentes son la versión actualizada de lo que eran en el siglo 19 esclavos, negros y gauchos. Macri es una versión siglo 21 de Sarmiento, Mitre, Roca o Avellaneda, o sea cipayo y entreguista con la perversión de aquellos que pertenecen a clases dominantes sin sensibilidad alguna.
“No se ahorre sangre en gauchos, que son vagos y mal entretenidos y sólo para abono de la tierra sirven”. Así dice una carta de Sarmiento a Mitre, reflejada por el poeta José Hernández en el Martín Fierro. La idea de culpar a los trabajadores por los males argentinos armada por las clases dominantes, siempre buscó imponer condiciones laborales esclavistas.
Hoy la represión en marchas y protestas de desocupados nos recuerdan a los gauchos, a los negros, esclavos, a los obreros de la Patagonia que pedían un catre y una vela en los comienzos del siglo 20 y 1500 fueron fusilados. Nos acordamos de los talleres de Vasena en 1919, ese abuelo del ministro de Onganía que se llevó puesto 700 vidas, los fusilados de José León Suarez, los obreros que defendían a Lisandro de la Torre y demás trabajadores que cayeron en manos de los ejecutores del liberalismo en diferentes épocas. En una palabra los muertos siempre los puso el pueblo, en especial el peronismo, porque no nos olvidamos tampoco de los 30 mil desaparecidos.
La oligarquía siempre trató de vagos a los trabajadores y a todo componente de las mayorías, ellos que son ricos frutos del pillaje, el saqueo y la muerte. Los mismos que dejaron herencia a sus vagos hijos que solo mostraron como certificado de trabajo ser descendientes de algún asesino. Esos que le deben sus riquezas a la sangre de aquellos que poblaron una nación que hoy es candidata a ser colonia.
En ese marco del ayer, de hoy y de mañana, el neoliberalismo nos gobierna. Ayer fue Mitre o Lonardi, hoy es Macri, la línea editorial que los une es la maldad. En especial, el hijo de Franco que solo eso tiene, porque virtud como quería Maquiavelo se la llevó a marzo.




