
Alberto Fernández manifestó su amistad en forma pública con Horacio Rodriguez Larreta. “Es mi amigo”, dijo el presidente. Frase que entre los adeptos al peronismo no cayó muy bien. Sin micrófono, los dirigentes encolumnados detrás del ejecutivo cuentan que esa amistad es parte de una estrategia para dividir al macrismo. La mayoría de los periodistas coinciden con este pensamiento. Parte de las bases peronistas también. Pero la pregunta es: ¿cuál es la estrategia que todos saben para que es, incluso Larreta y cuyo objetivo, o sea la división del macrismo ya se concretó en forma informal hace siete meses?
O sea, somos amigos para que Larreta se pelee con Macri sabiendo que Larreta ya está peleado con el ex presidente, con Marcos Peña e incluye como socia a María Eugenia Vidal. Rara esa amistad, que tampoco es compartida por el cristinismo, ni por Axel, ni por ningún miembro del gobierno bonaerense y tampoco se suma la mayoría del gabinete nacional.
Ya pasamos los cien mil contagios y parte de este desmadre es responsabilidad del intendente porteño cuando dejó de controlar a sus vecinos. Hace rato que el porteño no entiende lo que es la fase uno, dos, tres; que no sabe que significa “quedate en casa” y que la metropolitana si hay algo que no sabe es vigilar, ni controlar, ni siquiera estar presente en las manifestaciones.
En las dos marchas anticuarentena no hubo control policial. En las dos hubo incidentes, en la última se persiguió y golpeó a periodistas ante la ausencia policial y estatal. En las marchas no se escuchó al intendente ninguna declaración contraria, y en la primera se produjo 62 contagios. Enfermos que luego fueron atendidos por el hospital público.
Mientras las mayorías hacen caso al presidente, se encierran en sus casas, una minoría trata de romper con la cuarentena ante la inacción amarilla porteña. Otra vez pregunto, ¿este es el amigo de Alberto? Raro. Uno entiende amigos a aquellos que comparten valores y convicciones y si la amistad es política deberían compartir objetivos. Quizás Alberto sea amigo de Larreta, pero Larreta no parece muy amigo de Alberto, Larreta es amigo de sus aportantes, de sus votantes que les permite todo, simula una alianza con el peronismo y cuando la cámara se apaga se ríe como hiena del presidente.
Quizás Fernández ande falto de memoria pero las bases, aquellos que lucharon por ubicarlo en el sillón de Rivadavia, no olvidan a un Larreta que despidió médicos, maestros, que persiguió militantes peronistas, que se gastó el presupuesto en macetas y tachos de basura, y que fue el ladero del peor presidente de la Argentina. Quizás se haya olvidado pero el militante tiene memoria y entiende que Larreta más que un amigo puede ser un aliado para intereses de Fernández y que esos intereses no tienen que ver con los del pueblo, si no, no se entiende tanta sonrisa suelta hacia un intendente que piensa más en los runners que en la salud. ¿No le parece?




