Por Gabriel Princip
Hoy más que nunca la clase media es protagonista de la actualidad política argentina. Hace siete meses tomó un globo amarillo y festejó el triunfo de Cambiemos. Para el media clase, esto significaba el retiro de escena del negro, del vago, del planero y el paraíso para sus compañeros de ruta. La liberación del cepo y la baja de las retenciones significaron la creencia de un nuevo país, o mejor dicho, el viejo país con perfume francés, piel blanca, hamburguesas y vacaciones para minorías. Un pequeño detalle se olvidó la clase media: Macri no la tiene en cuenta salvo para el pago de impuestos y servicios. Y de esos temas es de lo que se habla los últimos meses.
Todos sabemos la crítica severa hacia esta clase por parte de Arturo Jauretche y en defensa de estos el escritor Jorge Luis Borges.
A pesar de que Juan Perón estimaba al militante de clase media pues según el “era la gallina de los huevos de oro”, Borges fue un terrible antiperonista.
“Yo estuve en contra del peronismo porque era liberticida y de raíz fascista. Fíjese que Perón me persiguió porque era democrático. Jamás porque yo hubiera sido anti obrero o cosa parecida. Puso presas a mi madre y a mi hermana. No me pudo perdonar que cuando estaba en los Estados Unidos y me preguntaran por Perón yo hubiese contestado “no me interesan los millonarios ni cuando me preguntaron por su mujer, yo hubiese respondido” tampoco me interesan las prostitutas”.
Este Borges que criticó salvajemente al peronismo fue el mismo que recibió un premio de Pinochet y fue la causa central por la cual nunca recibió el Nobel de literatura. También el mismo que defendía a rajatabla a la clase media. Decía Borges “para mí la clase media es una clase superior. La aristocracia es muy parecida al pueblo. Los aristócratas son muy nacionalistas y el pueblo también lo es. Les da por las mismas cosas. Les interesa el lujo, las carreras”.
Sin polemizar con el escritor, Jauretche estaba más cerca de la realidad del militante de la clase media. En su obra la “Sociedad del medio pelo” se puede entrar en el detalle sociológico de esta clase con más firmeza en sus características que las elaboradas por Borges.
El escritor, parte de esta clase, confesaba ser conservador y partía de un pensamiento representativo en las minorías. Por eso detestaba los deportes populares, las marchas, el peronismo y toda manifestación con olor a pueblo. Jauretche reflexionó sobre esto y dijo: “La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría mientras que perder privilegios provoca rencor”
Y Borges sentía rencor por lo popular y despreciaba en grado sumo todo hecho peronista partiendo del odio inconmensurable por Perón y Evita, además de detestar la democracia.
Decía Borges: “Considero a la democracia un abuso de la estadística. No creo que sea lo mejor para países como España, Sudamérica, Estados Unidos, quizás para los países escandinavos sea buena, para la Argentina no”.
Por supuesto que don Arturo tenía un pensamiento más democrático, popular y nacional. Entendía y definía a un tilingo, a un cipayo y a todo aquel que atentara contra los intereses de la patria. Al tilingo y al cipayo por lo general lo ubicaba dentro del medio pelo, pariente cercano del media clase. Y Borges aunque nunca lo menciono Jauretche rondaba ese ejido.
El hombre de Lincoln decía” al tilingo la mierda no se le cae de la boca ante la menor dificultad o desagrado que le causa el país como es. Pero hay que tener cierta comprensión para ese tilingo porque es fruto de una educación en cuya base esta la auto denigración como zoncera sistematizada”.
En resumen, dos pensamientos opuestos que vistos a la distancia podemos concluir que más cercano a la verdad se encontraba Jauretche y trayéndolo a la actualidad uno estaría aplaudiendo a Macri y el otro al lado de los movimientos populares. Borges fue el hombre que agradeció a Videla por sacar del gobierno a Isabel, el mismo que dijo “La gente decía que Dios era peronista, que gusto el de Dios, no me extraña”. Y el vasco de origen radical luego peronista fue el que expresó que “cuando la clase media está bien vota mal y cuando está mal vota bien”. Definiciones que expresan modos de ser, sentimientos y personalidades definidas, una en el campo de la democracia, la otra muy alejada. En una palabra, no era diferentes visiones sino diferentes formas de ser.