JOSE SOLAR: “Los moais de Rapa Nui luchan por su vida”.

Por Margarita Pécora y Claudia Bustamante –
Unas 80 gigantescas esculturas, que componen el Patrimonio de la Humanidad como fue reconocido por la UNESCO el museo al aire libre en la isla Rapa Nui, en la Polinesia chilena, aún no han podido reponerse de uno de los peores incendios de su historia. En octubre del pasado año, un fuego carbonizó una parte importante de los pétreos moais que tienen más de cinco siglos de existencia y son el atractivo más exótico e impresionante que moviliza al turismo hacia la Isla. Arqueólogos locales y de otras partes del mundo, luchan por “devolverlos a la vida”.
Sobre el siniestro, habló con Comunas José Solar, residente en Rapa Nui y bombero de profesión, quien no sólo lamentó el desastre, sino que destacó la necesidad de que se terminen de restañar las heridas que la negligencia humana dejó en la Isla, urgida de recuperar la afluencia del turismo que sostiene económicamente a sus casi 5 mil habitantes.
“En mi calidad de bombero, les puedo decir que la gran mayoría de los incendios que aquí ocurren son forestales y gran parte también intencionales por el mal concepto de los ganaderos que queman el pasto seco, y con los vientos predominantes, este fuego “se arranca”. Fue a así que llegó hasta el cráter del volcán Ranu Raraku (la fábrica de los moais) . El incendio ingresó al cráter que se fisuró y devastó también el humedal que contenía con grandes capas de totora; las altas temperaturas hicieron que se desprendieran trozos de las figuras. El daño arqueológico es muy grande e irrecuperable-expresó con notable aflicción-.
“Se trataba de grandes capas de hierba seca acumulada por largos años, que fueron pasto de las llamas y generó un incendio subterráneo de grandes proporciones, que ha seguido avanzado y resulta muy difícil de controlar -explicó Solar-.
Para que se tenga una idea de la magnitud de los daños que relató, cabe destacar que los moais esculpidos en el cráter del extinto volcán Ranu Raraku se construyeron con piedras volcánicas, pero en otros se utilizó escoria roja y basalto. Una de las esculturas más sobresalientes es Te Tokanga (El gigante) de más de 20 metros de altura y 270 toneladas de peso.
Al preguntarle qué posibilidad existe de “reparar” las estructuras de los moais dañados por el fuego, el bombero residente en Rapa Nui afirmó:
“Eso es bien difícil. Ya hay equipos de expertos en arqueología, tanto locales como internacionales estudiando la solución. Y referente al turismo, que es el pilar fundamental de la economía de la isla, lamento decirles que sin turismo acá no se mueve nada.
“De hecho cuando empezó la pandemia del Covid 19, la Isla se cerró. El alcalde tomó acciones, muy inteligentes y oportunas y estuvimos un poco más de dos años totalmente cerrados sin un solo turista. Gracias a eso, tuvimos solo un par de casos, pero ni siquiera graves y la Isla recién se abrió en agosto pasado al turismo. De a poco están llegando.
“Antes de que se cerrara la isla, teníamos 15 vuelos a la semana, ahora solamente 3 porque coincidió que la pista de aterrizaje de la aeropuerto está en reparación por tramos.
“El turismo se está recuperando lentamente, como todas las demás cosas- enfatizó Solar-. Gran parte de la población tiene cabañas, hoteles, mini hoteles, hay artesanos, pescadores, y de eso se vive.
¿Cuáles son las maneras de acceder el turismo y cuál es la capacidad de turistas que puede recibir?
Cruceros internacionales llegan para estar apenas un día porque la Isla no tiene puerto y es imposible atracar. Solamente hay una línea aérea que es LATAN, son casi 4 mil kilómetros de distancia de Chile continental. Me atrevo a asegurarle que podrían recibirse unos 5 mil turistas porque hay suficiente capacidad hotelera, dos hoteles muy grandes, el Hanga Roa, otro cinco estrellas, y otros más pequeños, aparte de las residenciales, cabañas, etc.
De todas maneras la Isla de Pascua sigue siendo un destino casi exclusivo para el turismo. ¿Qué nos podés contar sobre la historia de la Isla?
Hay diferentes teorías, muchos piensan y dicen, porque todos son relatos orales que han pasado de generación a generación, que los moais son esculturas de muy grandes proporciones eso es así, una de ellas con más de 20 metros, se situaban en las aldeas, a la orilla del mar, de espaldas al mar, mirando hacia el centro de la aldea y representan a sus integrantes principales que son los que traen el poder o fuerza.
Se dice también que la población iba renovando los moais, porque en excavaciones arqueológicas se han encontrado moais reciclados. Los más antiguos están debajo de los altares (o plataformas ceremoniales), y son sagrados para la cultura rapanui. Había más de mil moais inventariados, ahora tras el incendio, se descubrió uno desconocido que estaba enterrado en la hierba seca.
La idea de cómo fueron fabricados, es que quedaron muchos moais en diferentes etapas de construcción. El dilema es cómo fueron transportados, algunos llegaron a decir que los hicieron “extraterrestres” porque pesan muchas toneladas algunos y no hay fuerza humana que los levante… Pero la teoría más creíble, porque la Isla tuvo una súper forestación de palmeras y árboles que ocuparon toda esa madera para fabricar especie de trineos o trípodes, es que los hacían caminar a los moais de forma pendular, y sería la teoría más acertada de cómo fueron transportados”.
Según Solar en los últimos años se han producido varios cambios favorables para los habitantes de Rapa Nui, por ejemplo convenios con hospitales de Santiago de Chile para facilitar la atención. Y se construyo un hospital en la Isla en sustitución de uno provisorio que estaba en pésimas condiciones. “Se está instalando en la Isla una máquina de diálisis y se acaba de instalar un mamógrafo, pero faltan aún especialidades para evitar que los rapanui tengamos que viajar al “continente” tantas millas ida y vuelta.”- cerró afirmando José Solar.