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Opinión

IGNORANCIA Y SOBERBIA MEDIA

Por Simon Radowistky

El futuro ex presidente desarrolló su tarea presidencial en tiempos de crisis jugando al paddle. El primer domingo del mes de la primavera se incendiaba el país, a la espera de un dólar verde que coloreaba a rojo sangre la actualidad nacional con saqueos e incertidumbre y Mau festejando el gol de Tévez.

Macri, que es Blanco Villegas,  disfrutaba de un Boca -Velez, luego que lo dejaran ganar con la paleta de clase media mientras los candidatos a probarse trajes de ministros se retiraban de Olivos enojados por la ausencia del prescindente y una oferta escasa en recursos.

La reelección de Macri quedó sepultada en las ruinas de la economía, pero la ignorancia de quien conduce los destinos del país es tal que sigue proponiendo este camino como el único. Alguien debe decirle que es único hacia al abismo. Pero su falta de conocimiento en economía y política más su entrega absoluta hacia el imperio le otorga una soberbia que contagia a una parte de la clase media. Juntos transformaron una nación en colonia.

Y acá la clase media no puede hacerse la distraída. Sus títulos universitarios, sus casas de material y sus vacaciones en Miami no le otorgan la sabiduría necesaria para elegir un conductor que les permita seguir vacacionando y llevar una vida al menos tranquila.

Lo votaron en el 2015, reiteraron el voto en el 2017 y parte de esta clase lo sostienen por una cuestión racial donde impera otra vez la ignorancia. El media clase promedio tiene menos conocimiento que Aguad con las redes sociales. Alguna vez  Arturo Jauretche dijo “ la clase media vota bien cuando está mal y vota mal cuando está bien”. Aggiornando el pensamiento, podemos decir que la clase media votará bien cuando Aguad entienda que un tuit no es un tema de Chuck Berry o Rita Pavone.

Y  la ignorancia es prima hermana de la soberbia. Entonces, no es difícil entender  porque Macri todavía es presidente. Alguien que pertenece a esa clase, donde nació con la mesa servida y sabe de la existencia del trabajo porque le explicaron que el primero de mayo es feriado. Le dicen ingeniero, pero consta que empezó la facultad y también que tiene un título, no hay pruebas contundentes que haya cursado la carrera. Cuando habla en público uno duda de sus estudios, además  la falta de conceptos en su verba lo hacen cada día más tilingo.

Y el militante de media clase le encanta la anti- política. Le gusta ese formato donde escucha a alguien parecido. Porque finalmente el media clase fue aplicado en el colegio, trabaja ocho horas en un trabajo que no le gusta, escucha el noticiero mientras cena, va al baño y duerme. Jamás un libro, menos un museo y cree que la historia ya pasó, es vieja y  no se repite.

Con este material poco se puede construir. La clase baja trabaja para sobrevivir y tiene escaso tiempo para opinar sobre política. La clase alta, la tiene clara, y utiliza la política para engordar sus bolsillos, y el del medio cree que sabe porque mira TN. El problema es que de esta manera  se convierte en un ignorante político que se suicida a diario. El tema es que el actual prescidente coincide en clase y pensamiento, entonces es difícil que nos vaya bien porque difícil es que el chancho chifle.

Hasta el 2015 la Argentina era una nación, hoy es una colonia. Y una colonia es un territorio donde habita gente que respeta una bandera, trabaja todo el día por un mendrugo y depende de un imperio que dictamina hasta qué punto puede disfrutar de su libertad.

El responsable de la actualidad argentina no es el argentino, ni siquiera Trump. El responsable, de la miseria actual es el primer mandatario que en lugar de preocuparse por  el destino de su país, se preocupa por Boca- Velez y no entiende que el paddle no es para él y  que lo dejan ganar. El problema de nuestro país es la anti-política que nos gobierna con total ignorancia y soberbia y que es apoyado por gente parecida. Por eso estamos en manos de brutos y fascistas sin conocimiento alguno donde el que el último libro que leyeron es el Libro de oro de Paturuzú.

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