
Cada vez que existe un recambio presidencial se habla de la herencia recibida. Quien más, quien menos enfatiza el balance del gobierno anterior para que la población conozca desde donde se empieza. Los medios de comunicación, según quien esté en el poder, informan tratando de no adjetivar. Ahora bien, cuando cayó Perón en el ’55 todos los medios hablaron del tirano prófugo, se hizo un libro llamado la segunda tiranía y el estado financió películas para demostrar que Perón era peor que el diablo. Lo que no contaron los medios es que cuando se idea el golpe en manos de los “libertadores” Lonardi, Aramburu y Rojas, sus cómplices preguntaban si con Perón fuera del gobierno se iban a respetar las conquistas que se habían conseguido. Por supuesto que Lonardi respondió en forma positiva, además agregó que bajaría la inflación, crecería más el país y todo en un ámbito republicano. En 1958 cuando entregaron el gobierno, la inflación se les fue de las mano, nunca se creció en tres años y los fusilados de José león Suarez demostraron que nunca existió la república.
Otra herencia que el peronismo recibió fue la de 1989. Hoy en día Alfonsín es aplaudido y Menem vituperado. El riojano no hizo un buen gobierno, ni siquiera peronista, pero el radical nos dejó un país en llamas con 5500 por ciento de inflación. De todas maneras, la herencia que dejó al gobierno de De la Rúa fue 34 mil millones de dólares en el Banco central y una convertibilidad que explotó dos años más tarde.
Fernando de la duda en dos años de gobierno endeudó al país a través de un megacanje, nos regaló el corralito, trajo al entreguista Domingo Cavallo y dejó en el Banco Central 12 mil millones verdes. Nada. Otra crisis más en el país con gobernantes no peronistas. Así y todo los medios no maltrataron al cordobés. Fue el peor gobierno desde 1983 hasta la llegada del macrismo, sin embargo los medios lo perdonaron. Claro, había entregado al país.
La herencia de la Alianza la recibe Néstor. Desde el quinto piso del infierno el santacruceño comienza la reconstrucción del país. En el 2005 pagó la deuda al FMI y a partir de allí se creció a tasas chinas y con baja inflación. Con todo eso, cuando asumió Macri se destruyeron los bustos del recordado dirigente. La herencia que recibe Cristina fue la mejor. Sin deuda, sin vencimientos y con poder político, la actual vicepresidente pudo ampliar derechos, ser reelecta y despedirse el 9 de diciembre del 2015 ante 900 mil almas. Un hecho nunca visto. Por primera vez un presidente se despedía sin ser corrido ni insultado. Sin embargo los medios, encabezados por Clarin se aburrieron de insultar, vituperar y desinformar sobre sus dos gobiernos. Una actitud que nunca tuvo sobre el gobierno CEO.
Mauricio Macri heredó un gobierno impecable, reconocido por su ministro de economía Nicolás Dujovne. Casi sin deuda y todo para hacer. Pero no, no hizo sino que deshizo. Creó una deuda insostenible que hasta el FMI lo reconoció, quitó derechos, secuestró vacunas, aumentó las viejas enfermedades, la prostitución y la tasa de suicidio. Hizo de un país primero en salarios y jubilaciones en el 2015 el último en el 2019. Sin embargo los medios lo sostienen. Claro, fue el mejor entregador de un país que tiene formato de colonia.
Y esto heredó Alberto Fernández. Todo un país destruido, con una deuda impresionante, con un 40 por ciento de gente que apoya a quien nos destruyó, con problemas en salud, educación y vivienda y con una sarta de dirigentes opositores con una cara conservada en cemento que en lugar de guardar un vergonsozo silencio, hablan. Los macristas hacen declaraciones como si hubieran nacido ayer a la política. Unos caraduras que lograron el malestar general y que se oponen a que el peronismo coloque de pie a la Argentina. Como vio no todas las herencias son iguales, pero las más aplaudidas por los medios son aquellas donde el tío te dejó una deuda grandísima y que alimentes al gato todos los días. Deuda tenemos y gato también.




