GUILLERMO TORREMARE. “Nos preocupan los discursos de odio”

Por Matías Benítez.
Comunas dialogó con el Presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) sobre el rol que concierne en la actualidad a los Medios de Comunicación desde el enfoque de los Derechos Humanos en democracia. Torremare opinó sobre los discursos de odio que suelen escucharse y consideró que “cuando se comienza a difundir ampliamente estas expresiones que tienen que ver con descalificaciones odiosas de quien no piensa igual, y quien tiene opiniones distintas, esto se va convirtiendo efectivamente en discurso de odio”
¿Los Medios de comunicación en democracia qué rol juegan sobre eso?
Desde el punto de vista de Derechos Humanos hay dos derechos humanos básicos que están muy implicados con los medios, uno es el que tiene que ver con la libertad de expresión, y otro es el que tiene que ver con el derecho a la información que tiene la sociedad, de modo que nosotros cuando de alguna manera observamos el rol de los medios siempre buscamos y queremos que los medios sean respetuosos de estos derechos.
El primero tiene que ver con la inexistencia de la censura, de la autocensura, pero siempre decimos que no hay que confundir esa libertad de expresarse, primero con la libertad que tiene que ver con las empresas difundir lo que tiene que ver exclusivamente con sus intereses. Por otro lado la libertad de expresión tampoco implica una indemnidad para no responsabilizarse de lo que uno dice.
La contracara de eso, obviamente es el derecho de toda la sociedad a estar correctamente informada, a estar honestamente informada, más allá de la subjetividad como más allá de las parcialidades que son propias de cualquier sociedad plural.
Todo esto que tiene que ver más con la teoría que con nuestra realidad, la Argentina de hoy está bastante distante, la situación de Medios o de grupos que tienen una posición mayoritaria predominante en el mercado de la comunicación, hace que estos Derechos Humanos elementales, básicos, libertad de expresión y derecho a la información por parte de la sociedad, se vean muy bastardeados.
Cuando uno ve en algunos programas televisivos y cuando escucha algunas audiciones radiales, advierte que efectivamente, el bastardeo es real. Así es que vemos con preocupación la realidad hoy de los medios en la Argentina y esa preocupación es porque entendemos que no siempre el rol que tienes los medios va de la mano del fomento de la convivencia democrática armónica, más allá de las distintas miradas que hay sobre distintos hechos de las realidades sobre las políticas públicas.
Mencionas un poco el tipo de discurso que muchos medios de comunicación y periodistas mantienen como línea editorial donde se hace mucho hincapié en el odio, en la bronca, el insulto, el desprestigio muchas veces sin información real, sino generando un poco este escenario. Un poco también en la dictadura, etapa en que no existía democracia ni libertad de expresión y había censura, como en ese momento también el discurso no creo que haya sido necesariamente como es hoy, pero sí de alguna manera representaba este odio. ¿Hay similitudes entre la dictadura y estos momentos de acuerdo a las cosas que están sucediendo en los medios?
Yo no me animaría a decir que hay similitudes, lo que tenemos muy claro es que cuando se comienza a difundir ampliamente estas expresiones que tienen que ver con descalificaciones odiosas de quien no piensa igual y quien tiene opiniones distintas, esto se va convirtiendo efectivamente en discursos de odio, ahí estamos frente a un gran problema, porque los discursos de odio en la historia y no en la Argentina sino en la historia mundial, han sido la puerta de ingreso a las persecuciones a la violencia y en muchísimos casos también a las masacres y a los genocidios.
No hay ninguna persecución de un grupo, ninguna matanza de un grupo, no hay ningún genocidio que haya comenzado con discurso de odio, estos discursos que estigmatizan, ya sea por una situación de raza, de género, de creencias religiosas o ideas políticas esto sí nos parece preocupante
En otra parte de su charla con comunas el experto señaló:
“El discurso de odio tiene que ser rechazado ampliamente por la sociedad, lo que no conlleva a una convivencia democrática. Esa es la preocupación que tenemos y tampoco hay una llave mágica que lo pueda resolver porque el camino es el de la educación en Derechos Humanos la educación en la tolerancia en el pluralismo en aceptar las diferencias y pensar que una sociedad diversa en la que todos debemos estar contenidos más allá de las miradas que tengamos siempre que esas miradas no sean las que rechacen de plano al otro.
¿Tiene el Estado alternativas para impulsar políticas públicas que repercutan en la acción sobre la formación de la ciudadanía?, porque no llega información se da ese puente, y existe un problema grave ahí…
Claro que existe un problema grave y yo recién planteaba el tema de la educación Y ese es el camino más importante para insistir, pero también hay otros que tienen que ver con la pluralidad en la comunicación un valor en la legislación vinculada a la comunicación.
Cuando la dictadura militar hizo la ley de radiodifusión, el valor jurídico más importante en aquel momento era la seguridad nacional, eso se mantuvo la ley de medios del 2009 esa ley finalmente nunca se pudo aplicar y sí efectivamente venía a plantear como valor jurídico el derecho a la información, la pluralidad, la no existencia de medios con posiciones predominantes en el mercado de la comunicación.
Lamentablemente esto nunca se pudo aplicar, fue desguazada de a poco, yo lo que creo que una ley de medios de comunicación audiovisual que efectivamente tenga estos valores, es algo para insistir pero la experiencia demostró lo difícil que es esto por el rol que juegan aquellos medios más concentrados. Hoy en la Argentina no podemos hablar de monopolio porque no hay, pero si hay quienes tienen posiciones predominantes y eso muchas veces silencia a otros medios de menores posibilidades.
Lo que me parece difícil es que desde el estado pongamos como una vara a medir si esto es un discurso de odio, por lo tanto no puede ser difundido ni puede ser escuchado; sí creo que cuando la irresponsabilidad del discurso hace de ese discurso como la comisión de un delito, bueno ahí hay que actuar inmediatamente. En ese sentido tenemos las herramientas el Código Penal por ejemplo tiene normas que sanciona la apología del delito, de la violencia y del homicidio.
“Hay que tomar conciencia de la idea de la responsabilidad con la cual hay que trabajar en los medios de comunicación”- resumió el experto.