Bolivia está sufriendo un genocidio producto de un golpe de estado donde la derecha autoproclamó a una senadora que cosechó 50 mil votos en la última elección mientras que Evo Morales superó los 3 millones. Mientras el país de norte está en llamas el oficialismo discute si fue o no golpe.
Los seguidores del actual presidente, quizás el más indigno desde 1983 a la fecha, se inmolan en la teoría de que no hubo golpe alguno el resto de las fuerzas políticas salen a criticar al gobierno ilegal boliviano.
Nada de lo que haga Macri es digno, nada de lo que hagan sus seguidores pasará a la historia. El presente los visibiliza como meros lame-botas de un presidente tan bruto como pelirrojo, el yanqui, porque el nuestro solo es bruto.
En alianza con esta parte de la causa amarilla se perfila el Partido Obrero siempre a la derecha de la izquierda y de cualquier movimiento popular. Ambos aducen que Evo también entró al poder vía golpe y que podía elegir entre renunciar o no.
La inteligencia no es un bien que esta parte de la política sepa destacar. Para seguir justificando en la historia también mencionan a Perón como golpista. Desde este espacio vamos a aclarar los conceptos porque no todo es igual no todo es lo mismo y los contextos varían en la historia de los países.
Es cierto que Perón, como integrante del GOU, provoca la caída de Castillo e inicia un proceso que termina en las elecciones del 24 de febrero de 1946 donde el general es candidato y ganador. Lo que nunca aclara la derecha que veníamos de una democracia fraudulenta, empobrecedora donde se elegían gobernantes para esclavizarnos. El peronismo declara la independencia económica, cambia la estructura del país y la Argentina vuelve a nacer.
El mismo proceso se desarrolló en Bolivia. En 1997 una encuestadora hizo un estudio donde determinó que Bolivia, de seguir así, tenía 168 años más de pobreza. Morales llega al poder, nacionaliza los hidrocarburos y a partir de allí Bolivia renace. Todos los indicaros económicos son la envidia de Macri. Evo le cambió la vida a Bolivia, o sea ese golpe tuvo una razón de ser este no. La dictadura boliviana espera que las mayorías vuelvan a ser marginales y pobres, como en la década del 90. Todos los golpes no son iguales, todas las guerras tampoco son iguales. Juan José Hernández Arregui hacía la distinción de guerras para la conquista y guerras de la liberación. Trump utiliza las guerras de la conquista para esclavizar al mundo, Evo y los movimientos populares solo quieren liberarse. Por eso no todo es igual, este golpe boliviano es para retroceder como aquellos de los 70, y este golpe suena más a verso que a otra cosa.
