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Francisco, el Che y nosotros-Por De Renzis

El domingo 20 de septiembre quedará en la historia de los cubanos como la visita del tercer Papa. Pero en la Plaza de la Revolución, la principal de La Habana, se dio un extraño contraste entre Jesucristo, José Martí, máximo héroe cubano integrante de una logia masónica, la imagen del Che Guevara y el Papa Francisco con Raúl Castro y Cristina Fernández escuchándolo.

Una plaza cargada de simbología.

El recuerdo permanente de Ernesto Guevara Lynch y la posición del otro argentino, Jorge Mario Bergoglio, nos deben producir una reflexión.

Fracasado el comunismo y más allá de Marx y Engels, aparecen seguidores de Mao o de Trostsky. Pero sin ninguna duda, la máxima figura revolucionaria que da vuelta por remeras y recuerdos por todo el mundo, es la del Che Guevara, que compitió muchas veces con otro argentino, Diego Armando Maradona.

Mientras el Che sigue vigente, Messi reemplazó a Maradona, pero algo impensado superó las especulaciones: un Papa argentino pelea los espacios reservados antes a otros argentinos.

La diferencia entre Guevara y Bergoglio se las puede marcar en la simpatía del Che por Rosario Central, y la de Bergoglio por San Lorenzo.

Pero también se podrían buscar las coincidencias en los problemas de salud bronquiales de ambos o en las dos revoluciones, la armada y la de la fe.

Todo esto lo hacemos nosotros… los argentinos.

Pero además, lo hicimos en nuestro idioma, el mismo que los sajones escucharán próximamente en Estados Unidos.

Cuando Guevara se fue del país era profundamente antiperonista. Antes de viajar a Bolivia se entrevistó con Perón en Madrid, para decirle que si su movimiento triunfaba, pensaba llevar el proyecto revolucionario a la Argentina, y quería ofrecerle a Perón ponerse al frente del mismo.

Después de un cambio de opiniones donde cada uno marcó lo que pensaba, se despidieron. Y Perón le dijo a manera de saludo final: “Ernesto, usted habla aymará…?” a lo que Guevara sorprendido contestó que no, escuchando de boca de Perón “Entonces no vaya a Bolivia”.

Se cuenta que los que lo denunciaron al Che fueron nativos que hablaban aymará.

Por ese entonces, los jesuitas tenían un profundo debate en el seno de su organización, y la Universidad del Salvador servía para que varios curas tercermundistas apoyaran la salida armada. Montoneros nació en aquellos debates y la revista Cristianismo y Revolución proponía la síntesis de los curas en armas.

Bergoglio se oponía a esto luego de su militancia en Guardia de Hierro antes de tomar la decisión del sacerdocio.

El 20 de septiembre Francisco y el Che fueron los símbolos de una síntesis de los argentinos por el mundo. Fernández, que se está yendo y Castro, que no se va nunca, fueron testigos silenciosos de un hecho histórico.

Francisco, el Che, y nosotros los argentinos.

 

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