Opinión

FALSOS LUCHADORES

Por Gabriel Princip.

Las calles de Buenos Aires tienen ese “no sé qué” dice el tango, yo digo que ese “no sé qué” son piqueteros. Falsos luchadores a sueldo estatal que proclaman el hambre y la falta de trabajo desde una pancarta con el Che Guevara y trabajando para la derecha.

Desde la organización del Partido Obrero, y el Más, asociados al Movimiento Evita y Barrios de Pie ocupan las calles para deleitarse jugando al truco o al futbol mientras detienen el tránsito.

No les importa que una maestra llegue tarde al colegio, que una enfermera no pueda cumplir con su turno o un abogado no pueda defender a un trabajador. Estos sicarios laborales obedecen ciegamente una conducción que recibe, en el caso del Partido Obrero 400 millones de pesos anuales, cada uno recibe un promedio de 50 mil pesos por transitar en las calles porteñas.

Desde este espacio no estamos en contra de los pobres ni de los trabajadores. Sino que decimos basta de planes que sirven de limosna y deterioran la cultura del trabajo. Debe haber una ayuda del Estado para que todo habitante de bien pueda alimentarse en este país ubicado al sur de Bolivia.

Pero si la paga es por nada, no debe utilizarse para molestar a quien trabaja. El estado no puede financiar la política de los partidos chicos y al mismo tiempo no permitir que parte de la población trabaje.

Estamos a favor del trabajador, pero en contra de los Navarro, Pérsico, Marino, y todo aquel gremialista que haya pisado la Embajada de Estados Unidos. De esta decadencia se sale con trabajo, pero sobre todo con honestidad. Es indigno que personas jóvenes arrastren sus zapatillas por el centro porteño sin saber quién es el Che Guevara cuya foto utilizan para protestar contra este y cualquier gobierno. No buscan trabajo sino un aumento en la dádiva. Ellos no son luchadores como afirman, ni ejercen ningún tipo de rebeldía ni protestan, son simples vagos que arrodillan a la patria por un mendrugo.

Reitero, no estamos en contra de los pobres y no creemos que el piquetero sea pobre gente, porque pobre gente es ese jubilado que no puede hacer un regalo a su nieto o aquel que trabaja todo el día y apenas come. El planero es solo un atentado al trabajo. ¿No le parece?

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