Expectación en el tramo final de la carrera por la Casa Blanca.

Por Margarita Pécora B. –
Estados Unidos amaneció este 4 de noviembre, marcadamente dividido, y sin definir aún quién será su nuevo presidente. El conteo de votos decisivos es apretado y complejo y se centra en unos pocos estados, que podrían o no, romper la ventaja sostenida que trae Joe Biden, el ex presidente de Obama y candidato preferido de los demócratas. Esa ventaja ha provocado declaraciones anticipadas de su rival Donald Trump de que “hay fraude” y que llevará el tema a la Corte Suprema de Justicia.
El mundo sigue expectante el proceso electoral donde también se renueva el Congreso, y el mandato de gobernadores de 11 estados.
De forma abrumadora ha sido la presencia hispana que acudió a expresar su voluntad soberana en las urnas, una comunidad multilingual y racial que habita los Estados Unidos, y que busca consagrar al nuevo presidente. El mapa de los Estados Unidos se ha teñido de rojo (republicano) predominando sobre azul de los demócratas, pero lo que cuenta es el número de votos que aporta cada Estado, de modo que hasta este minuto, Joe Biden sigue ganando.
La pandemia que golpea la nación con la mayor cifra de víctimas del mundo,(más de 200 mil muertos) no fue impedimento para la alta asistencia de votantes a las urnas; incluidos los más de 10 millones que de manera anticipada eligieron a su candidato preferido. La afluencia de jóvenes y mujeres en particular fue notable.
Llama la atención que, aunque no se reportaron incidentes de envergadura, el país se amuralló, tapiando con planchas de madera edificios y locales, como si esperara un huracán, pero de violencia humana, lo que por suerte no ocurrió y parece que no va a ocurrir al menos por ahora.
El voto latino ha sido considerado determinante en estas elecciones, a pesar de las diferencias en intereses y expectativas, de los electores por su origen, (cubanoamericanos, venezolanos que se ubican al sur de la Florida, y puertorriqueños al centro y norte de esa península, se diferencian de los hispanos en Texas u otros estados. La Florida ha sido uno de los estados considerados péndulo , porque puede decidir en la victoria tanto de uno como de otro candidato., y en este caso fue Donald Trump quien conquistó el voto de ese Estado.
De ganar definitivamente Joe Biden, la Argentina podría mejorar sustancialmente sus relaciones diplomáticas, en particular las económico-comerciales y de cooperación con ese país, ya que la política de Donald Trump ha sido aislacionista para el mundo, frente al cual se ha mostrado con cara de pocos amigos; y esto ha impactado en la Argentina, donde solo se recuerda un delgado vínculo atribuido a una vieja amistad con Mauricio Macri y una exportación de limones que se consideró casi un ridículo.
En cambio se espera que Biden practique el multilateralismo, y esto favorecería a la Argentina para poder estar más cerca de Estados Unidos cuya influencia sobre el Fondo Monetario Internacional es importante. También la Argentina apoya la postura de Biden sobre el cambio climático , aunque se muestra ambigua respecto de la condena a Venezuela.
Lo cierto es que el papel de EE.UU. en el mundo como modelo democrático, está en juego, y si Trump pierde, la posibilidad de que no reconozca el resultado y lo ponga en discusión, pondría a EE.UU en situación política tensa. Tengamos en cuenta que el sistema electoral de EE.UU es muy precario, sorprendentemente porque la constitución tiene más de 200 años hecha para el siglo 18, pero deja que los 50 estados tengan su propia manera de contar votos, y jurisdicción lectoral.
Algunos analistas afirman que ante un escenario adverso, si la elección resulta muy cerrada, podría haber alguna manifestación social, riesgo de inconformidad en las calles , desde la izquierda más extrema hasta las milicias reaccionarias que Trump ha apoyado .



