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Opinión

Existe alivio para el “síndrome de la cabaña”

Por Margarita  Pécora  B  –

 

Sicólogos y psiquiatras  han empezado a difundir  uno de los efectos  del confinamiento  prolongado   por la pandemia del Covid-19, que ya está dejando en las personas, fundamentalmente  aquellas que viven solas. Se trata del  “síndrome de la cabaña”, o “fiebre de la cabaña”, en inglés cabin fever,  pero un  fenómeno que por suerte,  una vez detectado, puede ser aliviado y superado.

Los científicos  lo describen como “miedo” por salir a la calle, miedo a contactar con otras personas fuera de las paredes de la  casa, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de la vivienda,  utilizar  medios de transporte público, relacionarnos con otras personas conocidas, etc.  Y aclaran que no se trata de un trastorno psicológico, sino  de  una consecuencia conocida,  que podría verse como “natural”, al hecho de pasar tanto tiempo confinados.

Un artículo consultado en el  portal  ITAEpsicología  describe que “El hábito de no tener ningún contacto físico o cercano con otra persona,  puede haber creado una forma de rechazo a lo que ahora es excepcional, que es el contacto con los demás. Además, no podemos olvidar que la epidemia no está superada por completo por lo que el riesgo de contagio es real,  y que los miedos de estas personas no son sólo al contagio del virus COVID-19, sino ya en sí a afrontar situaciones sociales o espacios abiertos con múltiples estímulos que escapan a su sensación de control.

La fuente  consultada describe los niveles de ansiedad que se experimentan  como una  causa del encierro  que al principio  toleramos , pero que cuando se prolonga por meses, como  nos  sucede en  la Argentina – debidamente justificado por la necesidad de proteger  la vida de  millones de vidas-, termina  afectando  emocionalmente a los que más solos están.

“Lo primero  a tener claro – recomiendan los expertos-, es que las salidas deben ser graduales, de manera que cada uno pueda ir regulando qué necesita y cómo. Especialmente desde que se permitan las salidas a pasear y hacer ejercicio, según horarios, es útil aprovecharlas para ir graduando nuestro contacto con el exterior.

Las salidas  cada vez más  asiduas al supermercado para reabastecerse de alimentos puede ser un ensayo para ir entrando en confianza. Esto claro, respetando el protocolo.  Es decir,   si antes  íbamos una vez por semana, podríamos hacerlo dos veces, y en ese trayecto entre  la «cabaña» y el mercado con todos los elementos de protección  debidamente colocados,  podríamos  ejercitarnos  respirando  profundo, recreando  la mirada y disipando la mente…

Ya sea por el mero hecho de exponernos a la calle, al ruido, a otras personas desconocidas, como así mismo a poder emplear esas salidas en realizar algo que nos agrada o que nos pueda aportar una leve sensación agradable, al menos al principio. Disfrutar del sol en la piel, facilitar el contacto con algo de naturaleza como un parque o el mar. Si asociamos la salida, que nos agobia, con una consecuencia de placer (dentro de las posibilidades existentes) es algo más fácil que volvamos a repetir la experiencia al día siguiente.

“Lo segundo a tener en cuenta para aliviar los síntomas del “síndrome de la cabaña”- añaden-,  es respetar y seguir los protocolos estipulados de seguridad. Frente al miedo al contagio estas pautas de distanciamiento social, lavado de manos y uso de  tapabocas (entre otras) nos puede proporcionar cierta sensación de seguridad.

También  la referida  fuente  aborda la depresión  a partir de  la tristeza  como  una emoción, que de persistir en el tiempo o  intensificarse, puede llevarnos a lo que podríamos llamar un estado de ánimo deprimido.

“El estado de ánimo deprimido es una condición muy frecuente de malestar psicológico. Unas veces puede ser episódico y otras estar presente la mayor parte del tiempo. También puede variar por la intensidad, ya que puede pasar desde estados muy leves a profundamente severos. Las características de este estado de ánimo pueden ser muy distintas de una persona a otra, por lo que pasamos a definir a continuación la variedad de síntomas que se pueden experimentar.

“En estos momentos, más que nunca, es importante escucharnos y atender a nuestras necesidades para que podamos salir adelante de la manera más respetuosa con nosotros mismos y con los demás.-aconseja ITAE-.

“La situación es excepcional y no hay una única manera correcta de superarla. Es normal tener miedo como también es normal querer superarlo. Si sientes que te genera malestar la idea de salir al exterior es importante buscar ayuda. Dejarnos acompañar es un acto de generosidad con uno mismo”-concluye-

 

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