ETERNA EN EL CORAZON DEL PUEBLO

Por Carlos Galli.
Un día como hoy, hace 69 años, pasaba a la eternidad Eva Duarte de Perón o como la bautizo el pueblo “EVITA”.
Tenía tan solo 33 años.
Tres años antes, fue operada erróneamente de una apendicitis que no era tal. Los médicos lograron establecer lo que le ocurría a la Primera Dama de la Nación.
Los estudios realizados tardíamente, arrojaron un pésimo diagnóstico. La esposa del General, padecía cáncer en el cuello del útero.
La salud de Evita empeoraba día a día, y constituía un verdadero secreto de Estado.
Lo importante fue y es, lo que ella hizo por los más humildes, por los pobres, por SUS cabecitas negras. Por el laburante, por los obreros, por los descamisados. Por la masa sudorosa.
La justicia social y la igualdad de derechos corría por sus venas.
Odiada por la burguesía, por los oligarcas, por los burócratas. Odiada por la iglesia, por un gran sector de las fuerzas armadas, etc. Amada por el pueblo.
No hay dudas, que fue mito fundacional de nuestra historia política.
Los millones que la amamos, nunca tuvimos la oportunidad de votarla.
Evita no creyó jamás en la lastima, creía en el Justicia Social. Sabia con claridad, que el punto medio no es el punto de equilibrio.
Por eso dijo: “El peronismo será revolucionario o no será nada».
Nunca tuvo un puesto dentro del Estado Nacional, pero su figura y sus pensamientos, eran nobles, puros y plenos, y llenos de causas populares y revolucionarias.
Solía decir que, “Nadie sino el pueblo me llama Evita”. Los dirigentes, empresarios, políticos, solo la llamaban señora a secas.
Los más alcahuetes se dirigían a ella como ‘excelentísima’ o ‘dignísima señora’.
Cuando un pibe y un pobre la llamaban Evita, ella era verdaderamente feliz.
En el año 1951 escribió el libro “LA RAZÓN DE MI VIDA”.
Muchos políticos actuales, deberían leerlo y aprender.
Quisieron y quieren imitarla. No pudieron, ni podrán.
Evita hubo una sola. No jodan más.
“Donde hay una necesidad, hay un derecho”, solía expresar en sus discursos.
Hoy se cumplen 69 años de su muerte. No habrá ninguna igual. Incomparable. Revolucionaria con todas las letras. Nunca fue tibia.
Y aunque a muchos se molesten, digo: Si EVITA viviera, seria MONTONERA.




