Opinión

ESTAMOS DORMIDOS

Por Gabriel Princip

Cuantas veces a través de las charles de cafés, conversaciones estériles o llamados radiales
escuchamos frases como “estamos dormidos”, “nos lavan el cerebro”, “vamos gente, despierten” y demás creencias que pueden ser o no veraces.

Que las dictaduras han recurrido a los medios para dominarnos, no queda duda alguna. Que nos someten con mentiras, noticias falsas o discursos vacíos que intentan convencernos que la pobreza colabora con la decencia y nos hace mejores personas también es cierto.

Quizás se puede decir que el nazismo fue la primera corriente política que aplicó el lavado de cerebro. El estado nazi surgió a partir de los mismos intereses políticos y financieros oligárquicos que hoy en día controlan lo que denominamos medios de comunicación de masas y televisión. En la raíz de este experimento estaba el deseo de crear un Nuevo Orden Mundial que se basaba en invertir una premisa fundamental de la civilización cristiana occidental, que el hombre fue creado como una especia superior y diferenciada de los animales, a imagen de Dios, y que por gracia divina había recibido el don divino de la razón.

Cuando escuchamos de boca de nuestros dirigentes que debemos ser pobres, que no podemos ir de vacaciones todos los años, que es decente buscar comida en la basura e indignante hacer lo mismo en Venezuela, que no tenemos derecho a comprar un aire acondicionado y demás cuestiones que eran normales y naturales en gobiernos nacionales hace unos años, no estamos en presencia de una raza superior?. O por lo menos eso creen estos cadetes del nuevo orden mundial.

Dice Daniel Stulin en su libro “El club de los inmortales” que existe un informe titulado “Las imágenes cambiantes del hombre” que dice “los conceptos de la democracia y libertad han desaparecido, y han quedado sustituidos por una dictadura tecnológica basada en la vigilancia, el seguimiento, el adoctrinamiento a través de los medios de comunicación de masas, la opresión policial y la división radical de las clases sociales”.

Usted no me cree. Entonces me explica porqué un humano va en colectivo escuchando música sin prestar atención a nada y se autocontrola, o te vigilan con un face, una red social cualquiera. Te vigilan y te siguen, con el tuit y te cuentan como es la vida con programas donde se pueblan de ignorantes que gritan. En la calle vos protestas hasta que la policía dice basta y te venden un pañuelo verde o celeste para dividirte, Seguro que no tengo razón?.

En 1961, Aldous Huxley describió este estado policial como la revolución final, una “dictadura sin lágrimas” en que la gente “ le encantará su servidumbre”. Este siglo, es la era de los controladores mundiales. Es la época de los campos de concentración, donde la sociedad completa está controlada, vigilada, privada de su libertad gracias a la propaganda o lavado de cerebro. Hoy los grupos de tareas son los medios dominantes y cada dos años votamos dictaduras, representados por tiranos de ojos claros. Hoy nos vigilan, nos reprimen, nos
controlan a cambio de un mendrugo. El maltrato es incesante sin asumir culpas. Siempre el responsable es el gobierno anterior. Mientras tanto seguimos durmiendo, a la espera de una nueva maldad que los operadores del nuevo orden mundial nos otorgan para nuestra mayor infelicidad. Eso sí, siempre la culpa es del otro.

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