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Es la hora estudiantil

Por Gabriel Princip

Los últimos días de este proceso de desorganización nacional documentan en la prensa oficial que el acuerdo entre docentes y autoridades está lejos de fumar  la pipa de la paz. Una semana de paro fue la previa a que la CONADU Histórica  escuchara que su aumento será del 15 por ciento. Oferta insólita y no aceptada.

Al mismo tiempo el gobierno anti nacional dijo que el aumento en el presupuesto a la UBA es igual a cero. Claro que el esfuerzo que se le pide a estudiantes y docentes no condice con el aumento desmedido a las empresas que co gobiernan lo que queda del país. Un ejemplo para mencionar, son las empresas distribuidoras de luz. La UBA pagaba anualmente 18 millones de pesos, este año esa cifra llegará a 90.

Con este panorama el conflicto universitario se agudiza. Si tenemos en cuenta cuan politizada son las casas de altos estudios, el futuro para las autoridades no es promisorio.

“Aquellos que tienen el privilegio de saber tienen la obligación de actuar”, decía Albert Einstein. Claro que el docente se prepara para dar lo mejor de sí y acatar a Einstein pero la realidad lo colisiona con magros sueldos, devaluaciones con sabor a entrega y la burla presidencial cuando se sientan a acordar paritarias.

El recuerdo histórico en el conflicto universitario nos lleva a la reforma del 18, pasa por el vacio antiperonista del 55´, el  Cordobazo del 68´, la persecución y muerte del 76 ´y la arbitrariedad de la Alianza que condenó a López Murphy a renunciar a su cargo de ministro de economía en 15 días.

“Educar la mente sin educar el corazón, no es educación en absoluto”, decía Aristóteles. Hoy el docente exhibe la garra necesaria para educar pero el gobierno ha dejado el corazón en un escritorio con una bandera extranjera por detrás. Hoy la educación ha perdido el sentido, y el estudiante alcanza a cortar el tránsito por una marcha, a observar a sus profesores en el obelisco jugando al futbol para ejercer una protesta  mientras en su revolucionaria mente recuerda que en la década anterior se inauguraban facultades. Hoy se las maltrata, se las desgasta.

Hoy el país está pasando por su peor momento. Un gobierno democráticamente elegido que en 4 meses perdió 40 puntos en su imagen positiva, una oposición con demasiada paciencia, unos sindicatos sin tanta reacción y un pueblo enojado que no sabe donde depositar su esperanza para que el desastre nacional ejercido por Macri tenga un vencimiento.

Para algunos analistas, la política interna con cierta oposición clara pasa por el cristinismo con algunos arranques del campo de los trabajadores y la iglesia católica. Quizás al planeta estudiantil no se lo tenía en cuenta pero en minutos llegará la hora estudiantil.

El estudiante todavía carece de responsabilidades familiares, su idealismo no se ha agotado y su energía está en  pleno esplendor. Todavía habla de libertad, de educación, de compañeros, de  un pensamiento revolucionario que trata de insertarse en partidos del campo popular. Hoy el estudiante piensa que su docente no le puede transmitir el conocimiento para el cual llegó a la Universidad. Todavía  está proyectando su vida en el rol adulto.

“La vida es aquello que te va sucediendo, mientras estas ocupado haciendo otros planes”, dijo alguna vez John Lennon. Y en eso está el estudiante. Fresca tiene la memoria cuando el presidente  en rueda de prensa contestó sobre esa auxiliar no docente que murió cuando se entero que su sueldo a cobrar ese mes sería de 43 pesos. “Es  un tema de la provincia, no estoy en tema, te la debo”, espetó el hijo de Franco.

“Libres son quienes crean, no copian y libres son quienes piensan, no obedecen. Enseñar, es enseñar  a dudar”, escribió alguna vez Eduardo Galeano.

Los estudiantes, en estos cuatro meses, han aprendido a dudar  de los responsables de la  educación. Desconfían del mensaje oficial que expone razones de dudosa confirmación sobre el aumento cero del presupuesto. No creen bajo ningún aspecto que el miserable aumento a sus docentes es todo lo que puede hacer el estado por ellos. Dudan de un gobierno que pretende hacerles creer que esta sospechosa austeridad es por su bien y gracias a la corrupción K. El estudiante duda y mucho, ¿Y saben por qué? Porque es inteligente. Como decía Bertrand Russell: “El problema con el mundo es  que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”.

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