
La frase “se robaron todo”, traducida por Marcelo Bonelli a “se dobaron todo”, ya se instaló en la sociedad argentina. Solo los ignorantes, los fanáticos y los mal nacidos la pronuncian con credibilidad absoluta, el resto se lo toma en sorna.
Si entendemos que el macrismo carece de inteligencia, pero suma puntos en materias como la trampa, la mentira, el engaño y la estupidez ilimitada se puede comprender la escasa veracidad de esta frase en los medios de comunicación.
Observar y escuchar a mercenarios, en el papel de periodistas, explicar que Santa Cruz está toda poceada por la cantidad de cajas fuertes enterradas es complicado. Discutir con un poseedor de globos la marroquinería en la Argentina, también es mucho. Pero oír a universitarios, tratar de convencernos que Cristina se llevó uno, dos o tres PBI y por eso estamos mal, ya es sublime.
La opinión publicada consume a diario la frase “se robaron todo”. Claro que esta oración se edita en diarios que no pagan impuestos o que pertenecen a empresarios que tienen las manos manchadas de sangre militante. Medios que sacan o ponen funcionarios, grupos que son socios del autoritarismo y el fascismo, esos medios nos hablan de que otro roba y ellos son poseedores del 100 por ciento de las acciones de la ética y la moral.
Entonces, que queda para el pueblo trabajador. Que queda para el ciudadano honesto, para el ama de casa que ya no cobra su jubilación, para esa pareja que alquilaba y hoy dormita en la calle. Solo queda la confesión. Gritar a viva voz, si es cierto Cristina se robó todo. Pero también, digamos como fue el relato y confesar todo con lujo de detalles.
Presentarse ante el juez Bonadío con el siguiente escrito: “Es cierto que los K robaron, también es cierto que contó con cómplices. También es verdad que yo fui cómplice y me corresponde las dos terceras partes de la pena. Y paso a contar con lujo de detalles los delitos.
Bonadío anote: Néstor se robó la ineficacia económica, el totalitarismo, la pobreza, la indignidad y la desocupación. Cristina también se llevó lo suyo, escriba: metió en cientos de valijas la estupidez humana, la infelicidad y la traición. Tomó bolsos de cuerina y los llenó de injusticia social, dependencia económica e ignorancia política. Para realizar semejantes delitos contaron con mi ayuda y la de todo el pueblo argentino que se precie de tal. Néstor y Cristina, en el espíritu del general, cometieron semejantes fechorías y enterraron todo en Santa Cruz. Por eso cuando realizaron esos hechos reñidos con la moral y las buenas costumbres de los personajes que usted alienta, el pueblo fue víctima. Realmente, sentimos la sensación de ser libres y dignos. Por un momento pensamos que teníamos soberanía política, independencia económica y justicia social. Si no fue mucho tiempo, tan solo, cortos 12 años. Pero si, somos culpables todos de vivir con alegría, trabajando, estudiando, concurriendo a la plaza a comer un choripán y entender que la patria es el otro. Por eso, ellos son culpables, nosotros también.
Eso sí señor juez: exima de toda culpa y cargo a la clase media que es inocente. Ellos siempre disfrutaron del «robo» ajeno, pero nunca tuvieron tiempo para ayudar pero si para acusar. Ellos son inocentes y nosotros culpables. A nosotros denos la perpetua por encolumnarnos detrás de la dignidad y la alegría y a ellos, los honestos de clase media otórgueles la libertad. Eso si, no se olviden de dos cosas, a) los inocentes del ayer son los culpables del hoy y b) los días felices fueron, son y serán peronistas.




