Es ahora y no después que Turquía y Siria necesitan ayuda humanitaria.

Por Margarita Pécora –
Todo lo que se difunda sobre el brutal terremoto que ha devastado a los pueblos de Turquía y Siria desde la madrugada de ese lunes con traicioneras réplicas, no solo queda desactualizado en cuanto al conteo de víctimas entre muertos y lesionados, sino también a la descripción de imágenes de destrucción y pánico que están ocasionando estos eventos catastróficos. Ahora se impone la solidaridad internacional y la ayuda humanitaria.
Al cierre de esta nota, se hablaba de más de 2.700 muertos y casi 10.000 heridos en ambos países, donde al sismo de magnitud 7,8, le siguieron fuertes replicas, justo cuando se ejecutaban las tareas de salvamento y rescate.
Como era de esperar, este desastre ha cambiado el eje de atención mediática, que venía centrada en el envío de tanques por parte de EE.UU. a Ucrania para que siga la guerra, no para que termine…
Ahora, siniestros como el que sufren Turquía y Siria, desvían la atención, por lo menos de las naciones que ya han empezado a responder al pedido de ayuda a la comunidad internacional lanzado por la agencia encargada de administrar catástrofes en Turquía. El terremoto ha provocado una «situación catastrófica» en Siria, donde 4,1 millones de personas dependen de ayuda humanitaria.
Según trascendidos, Estados Unidos está en proceso de «desplegar equipos adicionales» en Turquía tras el terremoto, que se sumarían al personal estadounidense que ya está sobre el terreno, en el país que conduce Recep Tayyip Erdogán. Se dice que incluyen dos equipos de búsqueda y rescate urbanos de 79 personas para apoyar los esfuerzos turcos en esa tarea, y que esto lo declaró el coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
Aunque es ínfima la ayuda estadounidense para la magnitud del desastre que estos dos países, comparado con los millones de dólares que el gobierno de Joe Biden destina cada tanto a Ucrania, se espera que redoblen la ayuda para asistir a las víctimas de una tragedia humana que no encuentra comparación.
Por otra parte, aún está por ver, cuál será la respuesta efectiva de Israel para socorrer a Siria. Se ha dicho que el primer ministro Benjamín Netanyahu, había anunciado a primera hora de este lunes que había aprobado una petición de ayuda a Siria procedente de «un elemento diplomático», y que suponía que se actuaría en consecuencia «en un futuro próximo».
Menos mal que Siria no está sola, Rusia ya dio el paso, y ha sumado diez unidades del ejército ruso con un total de más de 300 soldados que ya están involucrados en la limpieza de escombros y en ayudar en las operaciones de búsqueda y rescate en Siria, según afirmó el Ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado este lunes.
Las fuentes recuerdan que Rusia es la potencia extranjera más importante que opera en Siria, y el Jefe del Kremlin, es un fuerte aliado del presidente sirio Bashar al-Assad, apoyando con todo el peso del ejército ruso al ejército sirio en la larga guerra civil en el país.
La ciudad de Alepo, según reportan agencias televisivas, volvió a desplomarse, cuando estaba siendo reconstruida con meticulosa labor buscando semejarla a su original.
Por lo menos los países vecinos donde también se sintió el terremoto no solo se han comunicado con ambos mandatarios de Turquía y Siria, sino que ya han comenzado a enviar equipos de rescate.
Varios países latinoamericanos, entre ellos la pequeña Cuba que siempre se agiganta repartiendo ejemplo de ayuda humanitaria con en el envío de brigadas médicas, ha expresado disposición de ayudar, lo mismo que Argentina, México, Venezuela, y otras naciones que cuentan con equipos de profesionales altamente calificados para atender víctimas de terremotos que han vivido en carne propia.
Es ahora y no luego que el mundo debe movilizarse para ayudar a los pueblos de Turquía y Siria a superar esta tragedia. Es la hora de expresar con hechos y no con simples alegatos, la solidaridad internacional y la ayuda humanitaria.