Explicar que es una pandemia, como debe ser el comportamiento de la sociedad y demás temas colaterales es a esta altura cansador en grado histérico. Entonces, tenemos que tratar de hablar de aquello que no se sabe de este virus, de sus ilógicos responsables y de la actuación del estado como ente solidario en estos casos donde la paranoia impera.
La versión exacta del origen del virus no fue explicada aún. Todos los gobiernos tienen inmensos servicios de inteligencia y nadie dio con una versión creíble. El tema del murciélago chino ya se cayó. La declaración del gobierno chino acusando a los Estados Unidos de ser responsable en el origen de la tragedia no se desmintió. Ergo fue el imperio.
A este dato le agregamos que el grupo Bilderberg se reúne año a año y su tema preferido en las agotadoras charlas es la reducción poblacional. Bill Gates predijo hace cinco año el accionar de los virus y que la próxima guerra no sería nuclear sino bacteriológica. Cabe destacar que Bill Gates pertenece al grupo Bilderberg y junto a su fundación entrega vacunas para la gripe que son anticonceptivas. Bill explicó que por lo menos, con esa vacuna, se reduce un diez por ciento de la población.
Mientras nosotros estamos pendiente del virus, fuerzas militares yanquis se dirigen a la frontera rusa y a la venezolana. Mientras esto pasa, médicos chinos, cubanos y venezolanos ayudan a Italia en su tragedia con el virus.
Mientras todo pasa poco queda. Y lo poco que queda es la intervención estatal. Mientras los viajeros de la clase media llegan a la Argentina y no cumplen con la cuarentena, el presidente va en busca de un golpeador viralizado. Todos ayudan, todos los medios explican, y mientras esto pasa un socio del Jockey Club viene de Europa y se niega a cumplir con la cuarentena.
Los sucesos se siguen precipitando y nuestra aerolínea de bandera va al rescate de esa clase media que quedó varada en Europa. Que pasa?, no dicen nada que utilizamos el dinero de todos para rescatar a esos medias clases.
Las prepagas que solo tienen brillante hotelería, un mal servicio y precios exultantes apelan al estado. Buscan su ayuda, eso sí cuando el gobierno le pide tranquilidad en los aumentos, a ellos les importa nada.
Hoy el macrista objetivo, si en realidad existe alguno, debe reconocer el trabajo del peronismo sin descanso alguno. Debe entender la importancia del estado que mientras atiende en forma gratuita Estados Unidos cobra 3.000 dólares a cada paciente por un virus que ellos instalaron. El amarillo le debe reclamar a sus dirigentes silencio. Mientras el pueblo todo cumple con las medidas gubernamentales los diputados amarillos critican el accionar de Ginés García. Estos miserables de la política hablan. Los mismos que escondieron vacunas y bajaron el ministerio a secretaria hablan y reclaman. Sin vergüenzas, no hay otro calificativo.
Si estuviera vivo Perón hoy diría: “veo como el mundo desarrollado ha entendido la función del estado, o me equivoco”.
