“El último acto del león herido”
Fuerza Patria le sacó 14 puntos de ventaja al partido político de Javier Milei en 99 municipios donde ganó el peronismo. Así quedó LLA, tras la monumental paliza .

Por Margarita Pécora B. –
Javier Milei fue la cara visible de una derrota que, como un terremoto político, estremeció este 7 de septiembre a todo el país. Los datos aplastantes, 46,93 para Fuerza Patria, en segundo lugar LLA con 33,8 5 %.
Faltan 49 días para las elecciones de octubre, pero el mensaje que dejó el peronismo en la provincia de Buenos Aires fue inequívoco: el experimento libertario está herido, y con pocas chances de recuperación.
La Libertad Avanza salió de las urnas bonaerenses como de una pelea callejera: molido a golpes, con las costillas rotas y el discurso hecho jirones. Miles de electores- el 40% del padrón electoral, formaron un solo puño en torno a Fuerza Patria y, en una simbólica golpiza electoral, dejaron al oficialismo en estado calamitoso. Cada distrito perdido fue un golpe seco, directo al cuerpo, sin posibilidad de esquivarlo. Y el ojo morado lo puso la prensa, que no ha cesado de mostrar los gráficos de la estrepitosa caída del “león” libertario, ahora convertido en presa.
La imagen es clara: Milei y su espacio político salieron cojeando, con la base electoral desmoronada y sin sostén. Su retórica confrontativa, centrada en el “kirchnerismo nunca más” y en la deslegitimación de sus adversarios, perdió eficacia frente a una ciudadanía que exige soluciones concretas, no consignas incendiarias. El discurso, como su “chaqueta de cuero”, y su melena revuelta, ya no cautivan y mucho menos convencen ni a los propios.
Esta derrota aplastante mostró a un peronismo unido, a pesar de sus contradicciones internas, y expuso con crudeza las fisuras más profundas de la gestión de Milei. Su apuesta por nacionalizar la campaña en Buenos Aires, transformando las legislativas provinciales en un plebiscito sobre su gobierno, terminó volviéndose en su contra. La economía, lejos de mostrar señales de recuperación, se presentó debilitada, con intervenciones costosas en el mercado cambiario y una inflación persistente que golpea a los sectores más vulnerables.
No fue solo una derrota: fue una lección brutal. El pueblo bonaerense, que representa más de un tercio del padrón nacional, le propinó una paliza colosal al oficialismo. Y como si fuera poco, los escándalos de corrupción que involucran a la secretaria de la Presidencia —hermana del propio Milei— terminaron de desnudar al “león”.
¿Qué hará ahora? Necesitaba ganar esta elección, o al menos perder por poco. Pero el crédito político y financiero se le agotó. El riesgo país supera los 900 puntos y la confianza internacional se desvanece. Octubre se acerca, y el rugido libertario parece cada vez más un eco lejano.
Un liderazgo en base al agravio y al desconocimiento del dolor ajeno.
La tunda que recibió Javier Milei en las urnas bonaerenses, es consecuencia también de su estilo de gestión, que muchos consideran insensible frente al sufrimiento social. Su veto a la Ley de Emergencia en Discapacidad fue interpretado como un desprecio hacia los sectores más vulnerables, mientras que su indiferencia hacia jubilados y personas con necesidades básicas ha generado indignación.
A esto se suman sus ataques personales, como el polémico cántico “saquen al pingüino del cajón” en referencia a Néstor Kirchner, lo que fue calificado por Cristina Fernández como un acto de cobardía y miseria por meterse con alguien que ya no puede defenderse. Además, Milei ha desestimado denuncias por presuntas coimas en el área de discapacidad, defendiendo a su hermana Karina con argumentos que fueron tildados de mentirosos y cínicos. Todo esto configura un liderazgo que, lejos de mostrar empatía, parece regodearse en el agravio y el dolor ajeno.
¡Salí de la burbuja , hermano! , le aconsejó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al león herido de la paliza monumental que le dio la gente en la provincia de Buenos Aires.