El tren que unirá dos océanos y cambiará el mapa del comercio global.

Por Margarita Pécora –
Brasil y China están trazando la ruta del siglo con el impulso al mega proyecto de un tren capaz de atravesar Sudamérica y unir el Atlántico con el Pacífico. Una promesa de integración regional y de conexión directa con Asia. El proyecto ferroviario impulsado por Brasil y China no es solo infraestructura: es geopolítica sobre rieles.
Mientras Beijing financia memorandos, estudios y puertos estratégicos, en Washington, Donald Trump desempolva su artillería tarifaria y le declara una guerra comercial a Lula. La disputa por el liderazgo económico ya no se juega solo en la banca internacional—se siente en los fierros que cruzarán el continente.
La idea de unir Ilhéus con el puerto de Chancay en Perú (joya recién inaugurada por capitales chinos) toma forma, y rompe el molde de décadas de fragmentación logística. Donde antes había selva y desinterés, hoy se proyectan más de 5 mil kilómetros de acero.
No se trata solo de reducir los días de transporte. Se trata de acortar distancias entre bloques, de redistribuir poder. América del Sur, históricamente periférica, hoy se planta entre dos ofertas: la agresividad de Washington y la promesa de Beijing.